¿La digitalización en las comunicaciones ayuda a la inclusión?
Los avances tecnológicos que se están dando en la actualidad están cambiando la realidad social de manera rápida y, en ocasiones, bastante abrupta. La digitalización se ha convertido en un proceso que está creando una nueva realidad. Una de las principales transformaciones que se está produciendo en estos últimos años se da en la manera en la que nos comunicamos.
Internet es un medio que ha permitido a muchas personas llegar a información a la que antes no tenía acceso. También es un escenario donde se puede expresar opinión y plantear debates.
Otro de los logros de red ha sido poner en contacto personas de todas partes del planeta permitiendo una comunicación instantánea. El fenómeno de la globalización también ha llegado a las noticias, permitiendo conocer lo que sucede en cualquier parte del mundo prácticamente en directo.
El consumo de contenido online también ha servido para conocer las costumbres de la población. En internet se puede hacer de todo, desde jugar en nuevos casinos online hasta realizar trámites con administraciones públicas.
Evidentemente, no se puede dejar de tener en cuenta el impacto que han tenido las redes sociales en las relaciones interpersonales y en la percepción de la propia imagen.
En todo este escenario merece la pena hacer una especial reflexión y un análisis de cómo este proceso de digitalización ha afectado al colectivo LGTBIQ+ español. Es innegable que internet puede ser un hervidero de odio donde las posiciones más extremistas hacen apología de la intolerancia.
Desde otro punto de vista, podemos ver cómo el ciberespacio ha sido también un lugar donde se ha podido manifestar de este sector de la población.
Internet como herramienta de inclusión
Realizando un esfuerzo por sacar el valor positivo de esta red mundial de comunicación podemos poner en valor como ámbito para favorecer la inclusión. El primer punto que se puede destacar es el notable aumento de la visibilidad.
Podemos encontrar muchos ejemplos de referentes del colectivo que usan las redes sociales para defender derechos de las personas LGTBIQ+ como Carla Antonelli, Samanta Hudson o Daniel Valero.
Lo realmente beneficioso de la digitalización de la comunicación ha sido que el sector de la comunidad ha podido conocer a estos referentes a los que de otra manera no hubieran llegado.
El activismo en la era digital puede ir mucho más allá. Podemos encontrar casos como, por ejemplo, la asesoría KifKif que usa internet para construir una red de apoyo para las personas migrantes LGTBIQ+ procedentes de países donde están siendo perseguidos.
También se puede tener acceso a los estudios realizados por REDI (Red Empresarial por la Diversidad Inclusión LGTBI) donde se puede conocer, por ejemplo, la realidad laboral que sufren las personas trans y no binarias.
Por supuesto, esta asociación, además de denunciar la marginalidad laboral de las personas LGTBIQ+ también trabaja activamente en la creación un ecosistema de empresas españolas que fomente la inclusión y el respeto a la diversidad.
Esto es una pequeña muestra de como se está creando una realidad digital donde se desarrolla la tolerancia y que sirve de soporta para aquellas personas que puedan sufrir algún tipo de marginación.
Se pueden plantear muchos retos sobre la dirección que tomará la digitalización en el futuro para el colectivo LGTBIQ+. Por ejemplo, los nuevos trabajos tecnológicos, que en muchos casos se desarrollan online, podrían ser un instrumento para la inserción laboral de las personas trans.
También es necesario seguir con el debate sobre si las expresiones de odios están incluidas en la libertad de expresión.
En cualquier caso, está claro de que la digitalización en las comunicaciones puede ayudar a que el mundo sea más tolerante.