Amor a primera vista

Amor a primera vista. O no. Mi madre me dice, con aquella gracia que la hacen única e imposible no de amarla, “¿otra vez, hijo? ¿Qué no hay otra forma de conocer personas que no sea por internet?”. Jaja, la entiendo.

Pero sí, hoy en día entre personas de 16 a 30 años hasta el 60% se conocen por internet y hay de todo. Pero hablemos del amor a primera vista. Ese que hace química. Y física, lógica —ilógica— hasta algebra y matemáticas. Todo eso dentro de un corazón desbordado, y quizá ingenuo.

Puedes errar y fallar, ¿pero por qué no lo vas a intentar? Sólo fracasa el que no lo intenta.

Pero, ¿el amor a primera vista en Internet?

Sí. A ver, puede que no prospere, puede que te frustres, incluso podría ser que el fracaso esté más cercano. Sin embargo hay que decir que el amor a primera vista tiene un condimento: la adrenalina.

Sí, esa hormona que produce el cuerpo cuando sentimos estrés, peligro, miedo pero sobre todo excitación. Cuando el corazón palpita y sientes que va a explotar, aunque en realidad — y que bueno—que nunca explota.

Pero a ver, el amor a primera vista puede terminar en una profunda y entrañable amistad. No tiene porque ser catastrófico ni tampoco hay que llevarlo a la fila del olvido.

Hazlo con amor y respeto

Como todas las relaciones, así sean virtuales siempre tiene que haber:

  • Comunicación.
  • Acuerdos.
  • Y toneladas de respeto.

Nada puede prosperar si no hay un genuino respeto, donde ambas partes siempre se sientan cómodos, cuidados y validados.

Y también hay que decirlo, siempre habrá dos partes. Dos personas completamente desconocidas que de pronto hace click, conversan entre decenas o cientos de notificaciones, luego un chat. Comienzan a mandarse links de canciones, comparten aficiones o algún shippeo, cof, cof.

Amor a primera vista
Amor a primera vista

¡Surge!

Casi inexplicable. Pero no por eso no es valioso o profundo o intenso. Por lo contrario, quizá el entorno lo hace más genuino pero también más visceral y vehemente.

Después te das cuenta que un día despiertas y piensas en esa persona, ¿pero en realidad quién es esa persona? Por —muchos— momentos no importa, eso no interesa, porque sólo quieres saber que está ahí del otro lado de la pantalla.

Los días comienzan a ser mejores. Cada uno es mejor que el otro porque transcurre la conversación, poco a poco surge el afecto, un día creas una playlist para que la escuchen los dos y son canciones que ambas personas aman y por eso han decidido compartir.

La vida es muy rápida, demasiado exprés, somos polvo de átomos como para no decirle a la chica o chico que te gusta, que amas que sea burlona, mal hablada, que haga pucheros o berrinches. Esa persona es así. Y hay instantes, muy pequeños, pero son sólo tú y ella. O tú y yo.

Tus ojos

Qué importa que sólo haya visto tus ojos… o unos ojos. Me interesa la persona, el ser humano, la mujer, el ser vivo que atiende a mis chistes, canciones, bromas, dramas, torpezas, indiscreciones.

Pero así es el amor, casi siempre incomprensible e inverosímil, chiqui.

La paciencia sigue siendo mi mayor virtud. Y mi peor red flag es la intensidad, lo reconozco. Pero tampoco es para que te asustes, aunque si hago muchos dramas.

Con amor, Ál Nunce. Porque no concibo la vida sin amor.

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