Se acerca la noche más bizarre y terrorífica del año, en la que propios se visten como extraños y extraños salen a la calle con dos gomas en las orejas en vez de careta -y les va tan bien como a los otros…-.
El sórdido y casposo ambiente de Halloween se comienza a respirar en los establecimientos y rincones de las ciudades, cosa que ayuda a ir entrando en vereda para celebrar el levantamiento de zombis, brujas, vampiros, súcubos, y demás alimañas ponzoñosas à la mode.
Nosotros queremos recomendarte unas cuantas películas de ésas de ver con poca luz mientras masticas una gruesa manta. Y no nos referimos a pelis cerdas, sino de terror y temática LGTBQ -que por si no sabías, hay una cuantas…-.
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Si te has quedado impactado después de ver la última de Bruce LaBruce en el Lesgaicinemad y quieres ahondar en su cinematografía, ‘Otto’ contiene todos los alicientes principales de un film gore, experimental, terrorífico -y hasta con mensaje, chati-:
El protagonista del filme en cuestión es un zombi gay que tras salir de su tumba, se dirige hacia Berlín buscando guerra y carne fresca. En su camino se dará más de un homenaje de sexo y tripas de con los chulazos que le salen al paso, que también se convertirán, por supuesto, en muertos vivientes.
El co creador de la saga ‘Pesadilla en Elm Street’ -de la que hablaremos un poquito más adelante- nos ofrece una película de cachitas, sexo, drogas, musicón y un asesino en serie suelto -y con suelto no nos referimos a que tenga el vientre descompuesto-:
Cincuenta años después de que un asesino decapitara a dos chicos que se metían mano en un coche, un grupo de mariquis con poco seso decide acercarse al lugar de la masacre para pasar miedo -y poder justificar unos cuantos magreos entre ellos-. Lo que no tienen en cuenta es que van a pasar más miedo que vergüenza por su atrevimiento.
Si os gustó ‘Abierto hasta el amanecer’ de Robert Rodríguez, ésta podría ser una buena -y con buena queremos decir más cutre, si cabe- versión gay de la famosa peli de vampiros de los noventa, con la que además puede que pases más risa que miedo-:
Un grupo de fanáticos terroristas de extrema derecha asaltan y toman un bar gay de New York lleno de jóvenes dándolo todo, desconociendo que entre ellos existe un vampiro encubierto. La sangría posterior a ese suceso se puede prever teniendo en cuenta que el grupo terrorista acaba interponiéndose para que la masacre no acabe extendiendose por toda la ciudad.
Esta película aterrizó en Sitges en 2003 abordando de una manera muy atípica -por su orientación arty y por las escenas explícitas- una historia de terror sobrenatural sin caer en los tópicos de la ciencia ficción estadounidense -ya sabéis cómo son en Francia que les gusta experimentar con todo-:
En un antiguo salón de baile habitado por una pareja de osetes comienzan a suceder fenómenos paranormales que implican una superposición de dimensiones en el mismo espacio. Uno de los protagonistas empezará a dudar de su salud mental con tanta alucinación, hasta que se le hiela la sangre al encontrarse cara a cara con un doble exactito a él.
Una de las sagas más aclamadas y con más seguidores de este subgénero cinematográfico siempre es una buena opción remember, sobre todo sabiendo que su creador, el abiertamente gay Clive Barker, explora los conceptos sadomasoquistas de dolor y placer a través de varios personajes venidos del ”otro lado”
Un hombre adquiere una extraña caja negra, adornada por filigranas doradas. Al manipularla se da cuanta de que es un acertijo que, una vez resuelto, permite la entrada de extrañas criaturas a nuestro mundo. Al conseguirlo le atacan cadenas, anzuelos y garfios que terminan por desmembrarlo.
Un tiempo más tarde, una nueva familia comenzará a descubrir las claves de ese terrorífico suceso bajo su propia responsabilidad, que acabará ocasionando desagradables consecuencias para todos.
Aunque para clásica, la secuela de la famosa ‘Pesadilla en Elm Street’, que recibió el subtítulo de ‘La venganza de Freddy’ y es considerada una de las películas de terror comercial con mayor subtexto gay de la historia:
Siete años después de la primera película, la familia Grady se instala en la casa donde todo ocurrió. Paulatinamente, el hijo adolescente comienza a sentir la presencia de Freddy intentando penetrar -y aquí cada uno que entienda lo que quiera- en su interior para poder matar no sólo en sueños, sino también en la dimensión real.
Y para que veáis que no todo el cine de terror homo nos llega desde el extranjero, os recomendamos una de las películas más representativas del proto cine del destape horrorífico de Jesús Franco, uno de los niños más malotes del cine español:
Tras asistir a un espectáculo erótico, Linda comienza a soñar con la enigmática actriz protagonista. Cuando, por motivos de trabajo, viaja a una isla para arreglar unos papeles de la propiedad de la condesa Nadine, descubre que es la misma mujer que actuaba en el espectáculo, y comienza a aparecérsele en sueños. Nadine resulta ser una mujer vampiro, transformada tiempo atrás por el mismísimo Conde Drácula.
Si Jesús Franco mezcló vampirismo y lesbianismo en una de sus múltiples y subversivas cintas, el francés Jean Rollin hizo de la homosexualidad femenina y el cine de terror un subgénero cinematográfico que explotaría durante toda su carrera:
‘El perfume de Mathilde’, ‘Les Demoniaques’, ‘Espasmos de muerte’ o ‘Positions danoises’ -y un largo ectétera- se suman a las que tenéis delante de vuestros ojos en una bollo violenta filmografía sin parangón que ha cultiuvado durante la friolera de cuarenta
Y para concluir os recomendamos dos películas del que un día fue el referente artístico norteamericano más importante de su época, no hablamos de otro que de Andy Warhol, quien tras acabar su trilogía ‘Flesh’-‘Trash’-‘Heat’, accedió a ser productor ejecutivo de varias películas de terror en Italia.
En ‘Carne para Frankenstein’ un loco científico casado con su hermana, está empeñado en crear una pareja de seres a partir de trozos de cuerpos previamente raptados, mutilados y cosidos, que representen la pureza racial serbia.
Por otro lado, en ‘Sangre para Drácula’, el famoso vampiro debe trasladarse a Italia por consejo de su asistente Antón, donde podrá alimentarse de más vírgenes al ser un país extremadamente católico. Allí encontrará una familia con cuatro chicas listas para el matrimonio, pero que no resultarán ser tan puras como parecían..