Príncipes Disney
¿Cuántas veces has fantaseado con encontrar a tu príncipe azul?
Inconscientemente este deseo puede proceder de tu infancia y de la mella que las películas Disney hicieron en ti. Lo mismo le ha ocurrido a un joven dibujante judío de 27 que atiende al seudónimo de David Kawana (personaje de Lilo y Stich) y que a través de deviantART se ha empeñado en desnudar a todos los mitos eróticos de nuestra infancia.
Por atreverse se ha atrevido hasta con el Príncipe Felipe, pero no te revoluciones. No nos referimos al Felipe de Letizia, sino al de otra princesa Aurora, ‘La Bella Durmiente’. Los Borbones pueden respirar tranquilos.
Si Aurora despertó por un beso de su amado, Ariel pidió convertirse en humana para casarse con Erick. Y no nos extraña.
La ilustración de Kawana nos ha dejado boquiabiertos al contemplar de esta guisa al príncipe de la Sirenita. Sus ojos azules como la profundidad del mar, su atlético y lampiño torso y ese tatu de chico malote que contrasta con lo pijillo de su flequillo, hace que comprendamos a la perfección por qué Ariel ‘perdió la cola’.
A nosotros también nos pierde Erick con ese slip ajustadito y ese colmillo que le da un toque pijipi muy morbosete. Quizá sea una indirecta para Ariel, ya que el look heterogay es muy ambiguo y nos hace sospechar de que no es hombre de una sola mujer. ¡Afortunadamente!
De liana en liana y tiramos porque nos toca. Así llegamos a Tarzán, el lado más rudo y salvaje de la factoría Disney. Despojado de su taparrabos habitual y tras pasar por la pelu de Beth, Tarzán posa con una mirada desafiante ante la cámara.
Serio y firme, se muestra convincente. Está buscando algo y no es a Jane. Está enfadado y viene herido, por la garra de algún bear que ha dejado su huella en su firme pectoral. Entre chaser y admired, Tarzán tiene ganas de venganza. ¿Sus armas? Su potente musculatura y esas manos enormes y desproporcionadas con las que seguro hace maravillas.
Aburrido de tanta alfombra y lámpara, el Príncipe Alí se enfunda en un suspensorio para convertirse en todo un genio.
Son muchos los deseos que le pediríamos al encontrarle de esta traza, pero tenemos que limitarlos a tres. Una labor ardua y complicada la de contenerse teniendo en frente a este chulazo árabe de cejas pobladas y mirada angelical.
Su anatomía tampoco envidia nada a la de sus predecesores y esos brazaletes hards que aprietan sus muñecas no vienen si no a representar la represión que vive con Jasmine. El se libera con nosotros dejando sus nalgas al descubierto y hace que nos imaginemos las perrerías que puede llegar a hacer con Jafar.
También nos gustan los villanos y este maromaco encabeza nuestra lista. Siempre muy peripuesto y con gomina oprimiendo su larga cabellera, Gastón nos tenía muy engañados. Se pasaba toda la película peinándose, pero no era por Bella.
Su estética le delata. Musculatura de cientos de horas de gimnasio y con vello hasta en el último centímetro de su piel, Gastón representa el perfil musclebear en la iconografía Disney. Por eso no sería de extrañar que en la película estuviera realmente enamorado de Bestia un híbrido de varios animales con pelo hasta en las trancas.
Blanco y en botella, a Gastón le gustaba más el vello que Bella. Desconocemos si finalmente consiguió un affaire con Bestia, pero encantos no le faltaron. Sonrisa profiden y un abultadísimo gayumbo son su metralla de guerra.
Quizá sea uno de los más desconocidos de la galería, porque todos tienen en mente la imagen anterior a su ‘Cambio Radical’. La magia del amor cambió su aspecto más que la cirugía a Belén Esteban e hizo que la Bestia se convirtiera en príncipe.
Ádam, la fierecilla domada, tiró de Silkepil para cambiar su anterior aspecto. A Gastón, fanático de la filosofía de ‘dónde hay pelo hay alegría’, no le hizo ninguna gracia y quizá esa fuera la causa de la ruptura entre ambos.
Ádam intentó reconquistarle con su melena al viento, pero su pelo Pantene no fue suficiente. También lo intentó con rosas, con el mismo desafortunado resultado.
Finalmente, Ádam cansado de la situación buscó en su armario su tanga más provocativo y salió a buscar fuera lo que Gastón ya no le daba.
Como si de un anuncio de lencería masculina se tratara, el hombre deja paso al mito y se convierte en Hércules.
Su escorzo forzado deja al descubierto la perfección del número áureo, que convierten su anatomía en una obra maestra de la arquitectura helénica.
Perfil grecorromano, sus orejas, son la única facción que no respeta las proporciones. ¿O quizá no? La sombra de su entrepierna y el calzoncillo negro impide que demos respuesta a esta pregunta.
Mandíbula gigante, mostachón y greñudo, el rostro de Garfio es el ideal para los fans de las facciónes masculinas y abruptas. Para los que no, es el típico hombre gamba.
Con una bolsa en la cabeza o no, el capitán de Peter Pan, posee una complexión atlética moderada, sin llegar a los excesos de algunos de sus compañeros.
Además, el pirata tiene un añadido para todos los amantes de los puros, ya que es capaz de fumarse hasta dos a la vez. Por si fuera poco, su garfio puede satisfacer las fantasías de los más morbosos y conseguir transportarles al País de Nunca Jamás.
Del villano al héroe, de garfio a Peter Pan. Eternamente joven es el partido ideal para todos aquellos que gustan de hombres aniñados y aparentemente frágil.
Delgado y endeble, entre lo onírico y real, Pan es un buen candidato para hacerte soñar. El no precisa de bíceps ni pectorales, su belleza es más natural y cotidiana. Tampoco necesitará de alfombras y trucajes para hacerte volar.
¿A qué esperas? Déjate llevar.
Hizo ver colores en el viento a Pocahontas y se dio más de un revolcón con ella río abajo. En aquella ocasión se dejó llevar por la civilización, pero en esta ocasión vuelve a América para colonizar con sus propias armas.
Pintado con motivos indios y con el rabo al aire, John Smith ha perdido el rumbo de su corazón y precisa de una brújula para encontrarte.
Su versatilidad es su punto fuerte, ya que oscila entre lo primitivo y lo educado. No se puede pedir más a este inglés rubio y de ojos claros que tiene un corazón que no le cabe en el pecho ni en sus voluptuoso pectorales.
La elección de Pocahontas fue difícil, ya que estaba destinada a casarse con este indio con look a lo Crepúsculo que tampoco desmerece nuestra atención.
Místico y espiritual, aunque con algo de pluma (a la india me refiero), Kocoum es el hombre ideal para los amantes de lo exótico.
Boxers ajustados y muy rellenos cubren los encantos de este chulo que está dispuesto a enseñarte a jadear su grito incivilizado.
De las Indias a la Mismisima China y de los chulazos de Pocahontas a los hombres de Mulán. Os presentamos a Shang, un guerrero chino de tez pálida que, como Aladdín, tira de suspensorio y cambia las artes marciales por el flamenco para seducirte.
Contémplalo, parece como si esté dando clases de flamenquito para adaptarse a tu cultura. ‘Cojo la manzana, me la como y la tiro’…
Además es muy coqueto y se pone un moñete para que no le molesten sus cabelleras en sus inicios en la cultura cañí. ¿Estás dispuesto a introducirle tú en este mundo?
Y con Phoebus llegamos al final del recorrido. Nos da mucha penita porque nos hemos dejado muchos galanes en el tintero. No obstante, si tienes ganas de más ilustraciones de David kawena visita deviantART, donde otros tantos maromos Dísney te están esperando.
Desde Narnia a Piratas del Caribe, nada se le resiste a este joven dibujante.
Igual de irresistible es Phoebus, con quien nos despedimos. Este galán francés cautivó a Esmeralda en Notre Dame y Cuasimodo no tuvo nada que hacer con la gitana.
Perilla, pelo largo y mucho pero que mucho músculo. ¿Estás dispuesto a encomendarte a su cruz? Piénsatelo bien, Galanes- aunque sean Disney- no te faltan.