Cannes Gay
Por palmarés y progreso, la 63ª edición del Festival de Cannes será recordada como una de las más gays de su historia. El certamen cerró sus puertas ayer coronando entre los premiados al tailandés Apichatpong Weerasethakul en la categoría oficial y al americano Gregg Araki en la sección queer independiente.
Y es que la edición de este año quedará en la memoria por haber introducido por primera vez la Palma Queer a la mejor película de temática homosexual entre los premios. Aunque, si bien, no es otorgada por el propio festival, sino por un jurado independiente especializado en cine LGTB, la Palma Queer sigue la estela de otros premios que abogan por la visibilidad de los filmes del colectivo como el Teddy en el festival de Berlín y el León Queer de Venecia.
El primer largometraje en alzarse con este galardón ha sido ‘Kaboom’, escrita y dirigida por el célebre Greeg Araki.
‘Kaboom’ es una comedia basada en la confusión de géneros que está protagonizada por Thomas Dekker, Chris Zylka, Roxane Mesquida y Haley Bennett.
Narra la vida de Smith, un joven estudiante ambisexual, que involuntariamente se ve mezclado en un monstruoso complot que ocurre en una ciudad del sur de California.
Con Kaaboom, Araki vuelve a sus fetiches y a su particular narrativa a través de una comedia policíaca salpicada de sexo y thriller que bebe, y mucho, de Twin Peaks.
De padre japonés y madre americana, este estadounidense se ha convertido en uno de los directores gays independientes más reconocidos de las últimas décadas. La Palma Queer no supone sino un reconocimiento más a una larga filmografía de temática homosexual dentro del cine indie que le identifica.
Con más de una decena de películas en su haber, la homosexualidad es, sin duda, la principal obsesión de Araki. Una homosexualidad marcada, sobre todo en sus últimos trabajos, por el sexo explícito y la violencia. Patrones que se repiten en ‘Kaboom’.
Entre sus obras más conocidas destacan ‘Long Weekend’ que podemos considerar como su primer éxito, y ‘Splendor’ y ‘The living end’, ambas presentadas en Sundance y ‘Mysterious Skin’, que llegó a competir en el Festival de Venecia.
Tampoco se va con las manos vacías Apichatpong Weerasethakul, ganador de la Palma de Oro por ‘Lung Boonmee raluek chat’.
De nacionalidad tailandesa, la película posee la esencia del cine oriental aderezado por el filtro de la visión particular de su realizador. En esta película, que también posee sabor español al estar producida por el catalán Lluís Miñarro, se hace hincapié en el viaje como metáfora de la vida.
Concretamente la de ‘El Tío Boonmee’ (título castellano), que sufre una insuficiencia renal aguda y decide acabar sus días entre los suyos en el campo. En ese viaje a través de la jungla se topará con los espíritus de su mujer y de su hijo desaparecido. Hecho que le harán reflexionar sobre los motivos de su enfermedad de camino a la cueva que representa el nacimiento de su primera vida.
Un conflicto espiritual y existencialista en pleno corazón de la naturaleza que bien merece la Palma de Oro.
Que la relación de Apichatpong con Cannes es idílica es sabido por todos. El ‘Tío Boonmee’ es su primera Palma de Oro, pero su nombre ya había sonado con anterioridad en la entrega de premios del Festival.
Fue en 2004 cuando el certamen le otorgó el Premio del Jurado por ‘Tropical Malady’ en que narraba el amor homosexual entre el soldado Keng y el campesino Tong en un clima selvático y espiritual adverso. No nos sorprendió el tratamiento de este tema todavía hoy tabú en el cine oriental, ya que un año antes en The adventure of Iron Pussy nos había presentado a un agente secreto travestido como personaje protagonista.
Transgresión y espiritualidad que abarcan la homosexualidad desde una perspectiva como nunca antes se había tratado y que han convertido a Weerasethakul en un icono del cine LGTB.
Esta edición también ha tenido sabor español, a pesar de la escasez de películas patrias a concurso. Muestra de ello es el premio ex aecuo a Bardem como mejor actor por su interpretación de Uxbal, personaje protagonista de la última película de Iñárritu. Dicho premio, que comparte con el italiano Elio Germano, le convierte en uno de los actores más laureados del momento con un palmarés que quita el hipo.
Un Oscar al mejor actor de reparto, un Globo de Oro, dos copas Volpi y cuatro Premios Goya dan fe de ello. De momento, sólo el Oso de Plata de la Berlinale se le resiste.
Por su parte, el premio a mejor intérprete femenina fue a parar a la francesa Juliette Binoche. Cierto es que la actriz partía con cierta ventaja al jugar en casa, pero no menos cierto es que su soberbia interpretación en ‘Copie Conforme’ ha sorprendido a público y jurado.
Su palmarés no tiene absolutamente nada que envidiar al de Bardem y, a pesar de que supera con creces los cuarenta, sigue siendo una de las actrices europeas más cotizadas del momento. En ‘Copie conforme’ vuelve a demostrár que el cine romántico es una de sus especialidades (‘El paciente inglés’,’Chocolat’…). En esta ocasión viaja a la Toscana para revivir un amor maduro que le ha hecho merecedora de este premio.