Muchas personas tras su diagnóstico de VIH piensan que, a causa de la infección, no pueden o no deben, por motivos de salud, practicar ningún deporte. No hay ningún riesgo de transmisión del VIH en actividades deportivas en donde no haya un contacto con una herida sangrante.
En relación a este tema, es fundamental remarcar la importancia de la utilización de elementos de protección personal adecuados (ejemplo: casco, protector bucal, etc.) acorde al tipo de deporte que se practique, para prevenir las heridas cortantes y así disminuir el riesgo de transmisión de las enfermedades que se contagian a través de la sangre. Por otro lado hay personas que, desde el momento que son diagnosticadas, empiezan a valorar la importancia del cuidado de su salud, tanto física como mental.
Tanto para unos como para otros, vamos a intentar aportar información sobre los beneficios de la práctica del deporte en las personas con VIH, así como el tipo de actividades más adecuadas, para que podáis elegir dependiendo de vuestros gustos y características físicas.
Ejercicios aeróbicos
Las prácticas aeróbicas incluyen, por ejemplo, la natación, el ciclismo, el jogging, el remo, subir escaleras o realizar una caminata. Varios estudios sugieren que brindan una mejoría en el estado inmunológico y cardiopulmonar de los pacientes, además de incrementar la masa muscular, la resistencia y el tiempo hasta el agotamiento voluntario o descensos en la frecuencia cardiaca.
Son de intensidad baja o media y de larga duración. Durante su práctica, el organismo necesita quemar hidratos de carbono y grasas para obtener energía.
Ejercicios anaeróbicos
Son de intensidad alta y de corta duración. Con este tipo de ejercicios se fortalece la musculatura y el esqueleto. Son ejercicios anaeróbicos: musculación, carreras de velocidad, body tonic, GAP y todos aquellos que requieran un gran esfuerzo en poco tiempo. También, pero de menor intensidad, el Pilates sería un ejercicio anaeróbico.
Es recomendable alternar y complementar ambos tipos de ejercicios para poder obtener el máximo de beneficios. También es recomendable que, como mínimo, se realicen tres sesiones semanales de una hora de duración cada una.
Los beneficios del deporte en las personas con VIH -casi todos compartidos con las personas que no lo tienen- son una mejora de la resistencia de tipo aeróbico, del estado físico y de la capacidad oxidativa, incremento de la masa muscular, mejora de la salud cardiovascular y eliminación de grasas superficiales -aunque no hay indicios claros de que se reduzcan las alteraciones en la distribución de la grasa corporal que se producen como consecuencia del tratamiento antirretroviral-. La ansiedad y tensión se sobrellevan más fácilmente cuando el ejercicio se realiza diariamente. La satisfacción que implica la auto-superación es un estímulo para sortear los obstáculos de la vida cotidiana.
Si estás pensando en iniciar algún tipo de programa de deporte, es recomendable que consultes con tu médico de VIH y/o un especialista en medicina deportiva, sin olvidar que ha de ser una actividad gratificante que te haga sentir bien, por lo que has de elegir aquél que se identifique más con tus gustos personales.
Además de las recomendaciones deportivas, es importante cumplir con las indicaciones en relación a la alimentación para asegurar una ingesta adecuada de calorías, no olvidar beber líquidos para permanecer hidratado y descansar adecuadamente.
Las personas con VIH que practican ejercicio sienten una mayor energía física y un mejor estado de ánimo, lo que supone una mejora importante en la calidad de vida.