La relación de Dasha Zukhova con el mundo del arte nos viene a confirmar que el poder económico se ha encaramado en la cima del arte moderno y desde ahí maneja a su antojo los hilos de las subastas y marchantes de todo el mundo. Lo cierto es que hasta bien entrado el nuevo milenio, Zukhova no había mostrado ningún interés por el mundo del arte, sin embargo tras su boda con Roman Abramovich, esta mujer de orígenes más que acomodados se ha convertido en una de las diez figuras más influyentes en el mundo del arte.
Ahora bien, a pesar de que el mercado artístico se rindiera a los ingentes bolsillos de esta pareja (Roman Abramovich pagó la cifra récord de 76 millones de euros por un Francis Bacon y un Lucian Freud que regaló a su conyuge) el dinero nunca ha comprado ni el talento, ni el buen gusto y la infame instantánea que levanto ampollas a lo largo de todo el planeta así lo confirma.
Y es que la metedura de pata de Dasha Zhukova es de tal magnitud que ha dejado a los monumentales patinazos de la Marca España (que está entre las diez marcas que más valor han perdido en 2013 por cagadas como poner de ejemplo de empresa nacional a Pescanova cuando estaba inmersa en un concurso de acreedores o más recientemente alavar las inversiones estadounidenses en nuestro país cuando se acaba de anunciar un ERE de Coca Cola que dejará en la calle a 750 trabajadores) en un juego de niños.
De hecho, como si se tratase de una broma de mal gusto o de un guión firmado por los Monty Phyton, la polémica instantánea (que ha sido calificada por la Organizing for Women’s Liberation de ‘increíblemente racista’) cobró aún mayor repercusión puesto que se publicó el 20 de enero, día de Martin Luther King. Casi nada.
Un comunicado contundente
El artista ruso (que actualmente tiene su hogar en Nueva York) Alexei Kargaltsev, no ha sido el primero en condenar la infame foto, pero sí que ha sido la figura que más rotundamente se ha pronunciado contra la instantánea. En un comunicado enviado a The Huffington Post el viernes, Kargaltsev indicó que: ‘Me vi obligado a salir de Rusia debido a la discriminación que viví como gay.’
Estoy decepcionado de que la tradición de la xenofobia es tan fuerte en mi país de origen que una imagen de la Sra. Zhukova así puede parecer que es normal y corriente. Los rusos no parecen darse cuenta de que la gente ofende el principio de no discriminación por raza, sexo o religión”
Además, Kargaltsev ha querido dejar claro que su trabajo es un canto contra la discriminación: ‘Mi propia composición invierte la injusticia visual y la ofensa perpetrada por esa instantánea y de alguna manera restaura la igualdad de géneros, razas y orientaciones sexuales.
Finalmente, el artista ha indicado como van a tratar su trabajo en su propio país: ‘Lamentablemente, yo entiendo muy bien que mi trabajo será visto por la mayoría de los rusos como una provocación e inapropiada, mientras que la imagen repulsiva de Zhukova difícilmente hará que los rusos sacudan su cabeza”.