El color ha sido uno de los elementos simbólicos más importantes en la lucha de los derechos del colectivo LGTB. La asociación norteamericana GLAAD ha tenido este hecho muy en cuenta a la hora de organizar el proyecto #spiritday, y quiere utilizar el morado como un elemento de concienciación contra la homofobia.
La asociación lleva varios años dedicada a promover imágenes veraces y objetivas de la comunidad en los medios decomunicación para eliminar la homofobia y la discriminación basada en la identidad de género y orientación sexual.
Sin embargo, con la campaña #spiritday ha decidido dar un paso más allá y en lugar de analizar y estudiar diferentes actitudes, se ha erigido como el principal motor del cambio.
Acción transversal
En este caso, el #spiritday (impulsado en las redes sociales con la utilización del hastag #purpleon)es como una especia de punta de lanza, puesto que está enmarcado en una acción mucho más global.
El 16 de octubre será una especie de punto culminante en un camino con diferentes ramificaciones pero que tiene una meta común: apoyar al colectivo LGTB más joven y terminar con cualquier signo de homofobia o discriminación.
El #spiritday coincide con la ‘semana aliada’ organizada por GLSEN (Gay, Lesbian & Straight Education Network), y a su vez se cruza en el tiempo con el Mes de la Prevención del Bullying organizado por la asociación PACER.
No hay que olvidar que el problema del acoso escolar que sufren los jóvenes del colectivo LGTB es una cuestión en la que se está trabajando y en la que todavía se pueden conseguir mejores resultados con un poco más de esfuerzos y medios.
Según la última encuesta realizada en EEUU por GLSEN, el 63,5% de los estudiantes LGTB aseguró sentirse inseguro en la escuela a causa de su orientación sexual; el 43,9%, debido a su identidad de género; el 81,9% de los estudiantes LGTB denunció haber sido acosadx verbalmente por su orientación sexual; y el 63,9% debido a su identidad de género…unos datos duros, pero que en lugar de desanimar nos ofrecen motivos para la lucha; el objetivo merece la pena.