El Festival de Cine Europeo de Sevilla lleva años demostrándonos que no solo está abierto a los nuevos lenguajes cinematográficos, sino que se convierte en un verdadero impulsor de las diferentes formas de abordar una historia.
Así lo demostró el año pasado (al igual que unas buenas dosis de valentía), entregrando el Giraldillo de Oro a la Mejor Película, a una cinta como ‘El desconocido del lago’, película tan genial -catalogada por la revista ‘Cahiers du Cinema’ como la mejor película del 2013- como polémica puesto que incluía varias escenas de sexo explícito.
Este año, el SEFF ha decidido dar un paso más allá en su objetivo de ofrecer nuevas miradas cinematográficas y por ello ha creado el Premio Ocaña a la mejor película de carácter LGTB. El objetivo del galardón es premiar la visibilidad de este colectivo en el cine y reconocer la labor de estas cintas y en esta ocasión, el Premio Ocaña ha ido a parar al director sueco Ester Martin Bergsmark.
El jurado – formado por Manuel Rosado Cabello (Asoc. Adriano Antinoo), Ángel Gómez Peña (Asoc. Adriano Antinoo), Sandra Ruíz Palomar (Asoc. Acción Diversa), María Luisa Tejado López (Asoc. Acción Diversa) y Ángel Pantoja (Guionista y artista plástico)- ha decidido premiar a la cinta sueca por su aportación a una mirada limpia y libre de estereotipos y etiquetas sobre la transexualidad.
La cinta nos muestra el despertar sexual de dos chicos -Andreas y Sebastian- que viven entre los barrios bajos. Se trata de una historia íntima, donde siguiendo la escuela iniciada por Bergman se realiza un profundo estudio de los personajes, donde a través del amor se funden los deseos y frustraciones de la heterosexualidad, la homosexualidad y la transexualidad… un ejemplo de una sexualidad limpia, pura y disidente.