Acostumbrados a la frivolidad asociada al mundo de los flashes y las pasarelas, descubrir la historia de una modelo como April Ashley es como un oasis de conocimiento en un desierto de vanidad y superficialidad.
Al igual que el resto de pioneras, la vida de April Ashley estuvo rodeada de trampas, humillaciones y desolación. April nunca se sintió como la mayoría de los chicos de su escuela, desde muy temprana edad sufrió la discriminación del resto de compañeros de clase por ser diferente a ellos… Tanto, que rezaba cada noche para despertar convertida en chica.
Si las adolescencias siempre son difíciles, la de April Ashley fue directamente horrorosa. Tentativas de suicidio, alistamiento prematuro en la marina (a los 15 años), internamiento en un psiquiátrico y finalmente fue sometida a un tratamiento brutal (basado en inyecciones de pentotal sódico, hormonas masculinas y terapia de electroshock) para intentar detener algo imparable: su condición sexual.
Un largo camino para convertirse en mujer
‘Sabía que si yo tuviera que vivir sólo podría ser como una mujer’… Convencida de que el único modo de alcanzar la felicidad era sintiéndose plena, April decidió escapar de su hogar y entorno miserable.
En París comienza a llevar una vida como mujer. Se convierte en bailarina en ‘Le Carrousel’ y tras conseguir ahorrar la friolera de 3.000 libras decide dar un paso definitivo en su vida: se marcha a Casablanca y, en mayo de 1960, se somete a una cirugía de reasignación de sexo en la clínica del pionero cirujano Georges Burou.
A pesar de las técnicas rudimentarias (April Ashley se convirtió en la novena paciente del doctor) y de sufrir tres días de dolores incesantes, la modelo reconoce que este ha sido el día más feliz de su vida.
En su vuelta a Londres, April siente una felicidad redonda por primera vez en toda su existencia. Comienza hacerse un hueco en el starsystem londinense: íntima amiga de ‘Los Beatles’, romances con actores de la talla de Omar Shariff, portadas de Vogue, su belleza escultural no pasa desapercibida para el mundo de la pasarela y su caché crece de manera exponencial.
En 1961, comienza un romance con Arthur Corbett, un aristócrata educado en Eton. Dos años después contrae matrimonio con el noble en Gibraltar (en el Reino Unido no le concedían valor legal al género femenino de ella), pero la convivencia se agota rápidamente y en 1967 Arthor Corbett solicita el divorcio alegando que April había nacido siendo un hombre.
Tras un proceso hipermediatizado, el juez dictaminó en febrero de 1971 que ‘ella era hombre’ y el matrimonio fue anulado. Esta decisión se convirtió en un más que peligroso precedente legal para definir el género de las personas transexuales durante décadas. La situación jurídica de las personas transgénero sólo ha sido plenamente reconocida desde la introducción de la Gender Recognition Act 2004.
Un ejemplo de activista
Tras convertirse en un rostro reconocido, April Ashley se convirtió en una de las mayores activistas de la transexualidad. En la década de 1990 y principios de 2000 April continuó su campaña para reconocer su verdadero género. Ella presionó y escribió al primer ministro Tony Blair, para que finalmente se llevase a cabo el cambio de la ley para todas las personas transexuales.
En 2005, tras la aprobación de la Ley de Reconocimiento de Género de 2004, April fue finalmente reconocida legalmente como mujer y consiguió un nuevo certificado de nacimiento. En 2012 fue nombrada miembro de la Orden del Imperio Británico (MBE) por sus servicios a la igualdad transgénero y sigue siendo una inspiración para muchos hoy en día.
Una muestra más que necesaria
La retrospectiva que dedica el Museo de Liverpool a April se nos antoja más que necesaria. La exposición, que estará en cartel durante un año entero, está coorganizada por Homotopia, el festival de cultura queer que este año llega a su décima edición.
Muy en sintonía con el trabajo como activista de Ashley, la exposición cuenta con un espacio online para recopilar los testimonios de agradecimiento a esta mujer cuya experiencia vital nos viene a confirmar una cita histórica pronunciada por Charlie Chaplin: ‘Se tú mismo e intenta ser feliz, pero sobre todo, se tú’.