Pocas palabras, improperios o descalificativos aparte, más feas que ”madrastra” recoge nuestra querida RAE, recientemente actualizada. De hecho, en la segunda acepción del término, el sumarísimo diccionario recoge lo siguiente: ‘cosa que incomoda o daña’.
La definición calca lo que le ocurre a Sol –María Castro, ‘Sin tetas no hay paraíso’ o ‘En tierra de lobos’-, expuesta al escarnio de la plaza pública por las dos hijas adolescentes, Eva –Nadia de Santiago, ‘Javier ya no vive solo’ o ‘Amar es para siempre’- y Teresa –Lucía de la Fuente, ‘Cuéntame cómo pasó’ o ‘La familia mata’- de un despreocupado y jovial padre pero, al fin y al cabo, su querido papi, Pablo –Armando del Río, ‘Compañeros’ o ‘Gran Reserva’-, un periodista de 40 años que vive de ligue en ligue -hasta llegar a Sol- sin soltarse el yugo de su ex, Marina –Eva Isanta, ‘Aquí no hay quien viva’ o ‘La que se avecina’-, sobre todo en la educación de sus perversas ”niñitas”.
Tan televisivo es el reparto como lo son el género y la puesta en escena. Una comedia fácilmente reconocible, sin pretensiones más allá de la imprescindible tolerancia que todo ser humano requiere para convivir en armonía, ya sea en familia o en pareja, en el centro de Madrid o en ‘una urbanización de esas con piscina’, con la custodia compartida de los hijos o con la formación de una nueva familia fruto de otra relación sentimental.
Crítica social metida con calzador
El acento crítico, algo forzado, se pone sobre los pocos recursos que el Estado destina a ayudar a profesionales liberales, ahogados por la crisis de las clases medias; la concepción de lo que es y no es familia para las instituciones, con la consiguiente reducción de los recursos destinados a las nuevas familias; y en menor medida, también aparece el escozor de la industria cultural por el aumento del IVA del actual Gobierno (incluido un pellizco sonoro a la formación política que ocupa La Moncloa).
Bravo, que comenzó a escribir este relato basándose en su propia realidad, plantea una secuencia dividida en una serie de viñetas cómicas encadenadas, quizá poco engranadas entre sí, y con un ritmo algo ‘pesadote’, aunque justiciado porque son las primeras representaciones -de aquí a julio hay tiempo de sobra para poner a punto texto, actores y escena-.
El recurso planteado por O’Curneen, dividiendo el escenario por una pared que emula la de una casa y se auxilia de un proyector para reproducir las llamadas telefónicas mantenidas entre el triángulo Sol, Pablo y Eva, ayuda a superar los momentos menos brillantes y más planos del texto.
Entre los actores, un tono general aceptable, destacando por encima de la media el trabajo de De Santiago, que imprime el carácter y la picardía que necesita el papel de Marina, la adolescente viva e inteligente que manipula a su antojo a madre, padre o madrastra.
Resta credibilidad a los propios personajes y al conjunto de la obra el papel múltiple de Isanta, la madre, pero también una amiga de la novia o una madre burguesa de una compañera de Teresa, todos los papeles bajo un registro ciertamente similar entre sí, de mujer altiva, imprudente, algo bruja.
La edulcorada y transparente trama familiar camina de la mano de la relación entre las hijas y la madrastra, y como esta, una treintañera independiente, sin grilletes familiares y con tanto éxito laboral como alergia al compromiso, es capaz de ganarse la complicidad de las adolescentes hasta convertirse en una madre de ley.
Vídeo: Avance de ‘La novia de papá’
‘La novia de papá’
Dirección: Joe O’Curneen
Texto y adaptación: Paloma Bravo y Joe O’Curneen
Dirección de Escenografía e Imágenes: Ricardo Sánchez Cuerda
Reparto: María Castro, Armando del Río, Eva Isanta, Nadia de Santiago, Lucía de la Fuente y Rodrigo Sáenz de Heredia
Dónde: Teatro Infanta Isabel (C/Barquillo, 24. Madrid)
Cuándo: Del 16 de enero al 26 de julio de 2015; miércoles y jueves 20:30 h., viernes 20:00 h., sábados 19 y 21:30 h., y domingos 19:00 h.
Precio: Desde 12,50 euros
Entradas: entradas.com, atrapalo.com, elcorteingles.es
Más info: gruposmedia.com