La deficiente gestión de la crisis económica hace peligrar los avances contra el VIH

Casi todos los días aplaudimos los avances científicos que se están desarrollando contra el SIDA, la pandemia más virulenta de la historia contemporánea. Incluso los organismos internacionales dedicados al análisis y prevención de su propagación sostienen datos fidedignos de la ventaja que hemos logrado frente a su dispersión en los útimos años.

No obstante, otros serios y más recientes indicadores influenciados por la gestión de la crisis económica comienzan a avisarnos de que si nos seguimos firmes en la lucha contra la enfermedad, la precariedad sanitaria que cada día se instala en más países occidentales acabará echando a perder todo lo avanzado en tres décadas.

Las ONG y asociaciones antisida españolas también tienen la misma percepción. Por ello, en el Día Mundial de la lucha contra el SIDA, queremos poner en perspectiva los datos más esperanzadores sin descuidar la idea de que son apuntes recogidos en el pasado; ni que de aquí en adelante los estados, organizaciones y personas seguimos siendo responsables de trazar de un futuro en el que no quepa la mortalidad asociada al VIH -ni mucho menos, el estigma-.

Radiografía de la penetración del virus

Ni a ONUSIDA -la asociación de las Naciones Unidas encargada de orientar a los países para minimizar el impacto de la enfermedad en la población- ni a nosotros nos debe temblar el labio al valorar positivamente el momento en el que actualmente nos encontramos, os resumimos algunos apuntes de último informe:

– En 2011, el registro de personas con VIH asciende a 34 millones.

– Si comparamos los datos de 2011 con 2001 se ha conseguido reducir un 20% las nuevas infecciones por el virus.

– En ese mismo año se han registrado 1,7 millones de fallecimientos por SIDA, un 24% menos que en 2005.

25 países han conseguido reducir un 50% el número de nuevas infecciones.

– El número de personas que tienen acceso a la terapia atirretroviral ha crecido un 63% de 2009 a 2011 -hay más personas en tratamiento que sin él-.

En la África subsahariana, donde se concentran los datos más tristes del informe, es también es el lugar donde los avances son más evidentes.

Todos estos datos apuntan a un control ‘virtual’ de la pandemia, cuya tendencia e inercia parece del todo esperanzadora. No obstante, el organismo recuerda que sin inversión ni proyección de planes específicos será imposible sostenerla en el futuro próximo -destacando que ese futuro es el presente, el 2012 que estamos coronando…-.

El catastrófico caso de Grecia

No creemos que sea indispensable aportar muchas cifras para describir la delicada situación que atraviesa la sociedad griega. Sin embargo, sí podemos relacionar la reciente disminución de los presupuestos destinados a Sanidad -que tienen el objetivo de amortiguar los efectos de la crisis económica en las finanzas- con el violento repunte de enfermedades, para nada leves o ‘estacionales’.

Como consecuencia de la férrea supervisión de la Troika desde mayo de 2010, el gobierno de Grecia -además de reducir en un 40% sus ingresos a los hospitales– ha cerrado desde finales del año pasado los centros médicos especializados en la rehabilitación de drogodependientes, enviándolos a centros de atención común. De esta manera ha conseguido que los adictos a drogas intavenosas -entre los que se encuentra un gran número de prostitutas- abandonen sus terapias de desintoxicación.

Como consecuencia -y según ha informado el propio ministerio de Sanidad griego- Atenas está sufiendo un virulento e indiscriminado repunte de casos de inmunodeficiencia humana, además de ver incrementados significativamente los datos de Hepatitis B y C, tuberculosis y malaria.

Para ser más concretos, en este período el número de infecciones ha aumentado un 57% -según el informe de actividad de ONUSIDA en Grecia-. En el mismo tramo, el centro de Atenas ha presentado un aumento récord del 1250% según Médicos Sin Fronteras. Los datos se refieren únicamente al VIH, pero conviene recordar que inherente al crecimiento del virus se espera un aumento de casos de sífilis, gonorrea, clamidia, y demás infecciones de transmisión sexual. Por no hablar de que se están volviendo a registrar casos en los que es imposible evitar la transmisión materno filial del VIH.

¿Por qué esto nos afecta?

Tal y como llevan anunciando varias asociaciones antisida junto a su coordinadora estatal y la Alianza de Plataformas del VIH, además de los recortes en materia de Sanidad ejecutados en los últimos meses, el presupuesto destinado a las entidades que trabajan en el ámbito del VIH se ha reducido en un 66% en 2012.

Por ello, se estima que se está ‘abonando el el terreno’ para emular la reciente realidad griega y el número de personas infectadas y marginadas crezca. En palabras de Juan Ramón Barrios, portavoz de la Alianza de Plataformas del VIH, ‘las acciones preventivas son más baratas que los tratamientos contra el SIDA.’

Los recortes presupuestarios a las ONG, Comunidades Autónomas, a la investigación pública, Secretaría General de Institucionas Penitenciarias… junto a la restructuración de la Secretaría del Plan Nacional sobre el SIDA y la exclusión de los extranjeros en situación irregular -y la falta de organización de estrategias de respuesta- sólo favorecen que en España acabe ocurriendo algo parecido a Grecia; donde además de ser (co)irresponsables del repunte de la enfermedad y el estigma, estaríamos incumpliendo el derecho a la protección de la salud pública y los objetivos y compromisos internacionales adquiridos en el pasado.

Para informarte mejor sobre esta denuncia, puedes leer la nota de prensa de su campaña de acciones y solicitudes al ministerio de Sanidad suscrita bajo el lema ‘más derechos, menos recortes, menos excusas’.

¿Qué cosas estamos haciendo bien?

Dentro del desfavorable escenario en el que nos encontramos, también han surgido nuevas y muy acertadas propuestas para reducir el impacto del VIH en la población española.

Un claro ejemplo se desprende de un estudio realizado en el hospital Vírgen de la Concha de Zamora, cuyos resultados se han presentado en el IV Congreso nacional de CESIDA. El resultado de tal investigación anuncia que la promoción del test de VIH desde Atención Primaria de pacientes que desconocen su situación serológica permitiría hacer un cribado del 60% de la población diana, favoreciendo asimiso un diagnóstico temprano de la infección.

Este estudio también pone de manifiesto tanto la alta predisposición de los médicos de Atención Primaria a ofrecer y realizar estas pruebas (83%) con la de los propios pacientes -de los cuales el 74% con factores de riesgo desconocía su situación serológica-.

Por otro lado, también nos llega una muy interesante y reciente práctica realizada en las farmacias cántabras -que se presume, podría hacerse extensible a las del resto del territorio español-. Desde el pasado lunes 26 de noviembre se les permite hacer la prueba rápida de VIH, que mediante un pequeño pinchazo en el dedo y una espera de 15 minutos, se consigue un diagnóstico con una fiabilidad cercana al 100%.

Su puesta en marcha se ha regulado a través de un convenio entre la consejeria de Sanidad de Cantabria y el Colegio Oficial de Farmacéuticos, en la que la consejería regional financiará cerca del 80% de los costos de la prueba -23€- por lo que el usuarios sólo tiene que abonar 5.

Acto in memoriam

Como todos los años -esta vez un día antes por coincidir el Día Mundial de la Lucha con sábado- se realizará un acto conmemorativo al que asistirán agentes sociales y representantes de asociaciones vinculadas al VIH.

En palabras del presidente de COGAM Agustín López: ‘Es mucho el esfuerzo que desde las entidades hacemos para denunciar los recortes en Sanidad. Por este motivo el tradicional acto in memoriam el viernes 30 a las 20.30 en la Puerta de Alcalá tendrá un fuerte carácter reivindicativo, por lo que esperamos una participación masiva’.

El acto, como parte de la respuesta contundente que el colectivo LGTB ha dado desde el inicio de la pandemia no es sólo a favor de la prevención, sino también en lucha contra el estigma y la discriminación a la que frecuentemente se ven sometidas las personas que viven con VIH en el ámbito social, familiar, laboral e institucional.

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