Tras la reciente crisis de imagen de la NFL, que incluye reproches en su administración y problemas de disciplina de los jugadores, se esperaba que su día más grande se hicieran esfuerzos para rectificar esta mala tendencia. Y a juzgar por el espectáculo que han preparado para el descanso, el reto les ha valido para superarse.
Con una impresionante entrada a lomos de un poliédrico león mecanizado, Katy Perry comenzó la actuación con uno de sus recientes sencillos más aplaudidos, ‘Roar‘, para posteriormente convertir el suelo del estadio en un damero digital sobre el que interpretó con un cuerpo de baile otro de sus últimos temas ‘Dark Horse’.
En ese momento se le unió Lenny Kravitz a la guitarra para interpretar ‘I Kissed a Girl’, la canción ”heterocuriosa” que popularizó a Katy Perry en 2008. Tras la entrada del roquero, Perry recordó dos de los mejores singles de su pasado álbum, ‘California Girls‘ y ‘Teenage Dream‘, con una escenografía más infantil y playera.
La sopresa llegó con la aparición en el escenario de la rapera Missy Elliott, retirada de la primera línea musical desde hace unos años por problemas de salud, que recordó tres de sus más infecciosamente pegadizas canciones, ‘Get Ur Freak On’,’Work It’ y ‘Lose Control’.
Katy Perry cerró su show con ‘Fireworks’, tema para el que levitó por todo el estadio subida a una plataforma que emulaba una estrella fugaz y exhibiendo una capacidad vocal muy superior a la que nos ha acostumbrado durante los últimos años.