El sueño es necesario para mantener un equilibrio físico y mental. Tras una noche en vela es muy difícil concentrarse, y después de varias noches sin pegar ojo seguro que tu vida empieza a parecer un completo caos. Por suerte, existen varios trucos para favorecer su aparición.
Lo primero que hay que tener claro es que hay diferentes tipos de insomnio: de conciliación, de mantenimiento y terminal. En el primer caso, los problemas son para iniciar el sueño; en el segundo, aunque te es fácil conciliar el sueño, te levantas varias veces por la noche y eso no te permite descansar bien. Por último, el tercer tipo, que consiste en que en mitad de la noche te despiertas, y ya te es imposible dormir más.
Si esto sucede de vez en cuando es algo normal que se puede solucionar con algunos consejos básicos. Si el problema persiste y llega a convertirse en algo habitual es recomendable visitar al médico para hacer un diagnóstico y comenzar un tratamiento adecuado.
Lo que en ningún caso es recomendable es la auto medicación con fármacos, ya que las pastillas para dormir pueden ser muy adictivas si no se toman bajo supervisión médica.
Pequeños hábitos que favorecen tu descanso
Las causas que provocan la ausencia de sueño pueden ir desde un problema agudo, como un asunto familiar; un desorden de tipo emocional, o hasta una enfermedad orgánica, como una artritis. En cualquier caso, es recomendable adoptar una serie de hábitos que ayudarán a que aprovechemos las horas de sueño.
- Mantener un horario predeterminado de levantarse y acostarse hace que el cuerpo se habitúe y se concilie el sueño con más facilidad. Lo mejor es que lo adaptemos para saber cuándo realmente empezamos a tener sueño.
- No te eches la siesta -ni una cabezadita- aunque al principio te resulte complicado. De esta manera, al llegar la noche, todo será mucho más fácil.
- También es importante no dormir más de lo estrictamente necesario. Por ejemplo, remolonear en la cama los domingos por la mañana pueden producirte insomnio durante la noche, con el implícito desgaste que te producirá el día siguiente.
- El ejercicio físico, que es muy bueno a primera hora del día para despejar y comenzar con buen pie la mañana, puede ser perjudicial para nuestro descanso si lo practicamos al final de la tarde o al inicio de la noche. Al hacer deporte nuestro cuerpo libera endorfinas, unas hormonas que son excitantes y que impiden que se alcance el nivel de relajación necesario para conciliar el sueño.
Cuida tu alimentación y no te pases con los estimulantes
Si se consumen grandes cantidades de comida antes de irse a la cama, es normal que la digestión te impida tener un buen descanso. Aunque puedas creer que una comilona da somnolencia, es un causa frecuente de despertares nocturnos. Tampoco es bueno irse a la cama con el estómago vacío.
La cafeína y el tabaco son también grandes enemigos del sueño. Ambas sustancias son excitantes así que procura no consumirlas cuando se acerque la hora de ir a la cama.
En lugar de estos estimulantes puedes tomarte una taza de manzanilla o tila antes de ir a dormir, ya que son calmantes y eliminan la tensión. Otra infusión que ayuda es la de té verde, muy valorado por sus poderes antioxidantes y usado por ser un excelente relajante.
El entorno también importa, y mucho
Las condiciones de la habitación donde duermes también son muy importantes a la hora de tener un buen descanso. Es fundamental que esté aislada del ruido y que no tenga luz. La temperatura ideal debe rondar los veinte grados, siempre es mejor que la habitación este fresquita a que haga mucho calor.
En invierno es preferible que apagues la calefacción y confíes en tu manta y/o edredón. Si no tienes la posibilidad, abre un poquito la ventana, sólo un poco, para que la habitación se ventile y no te entren sudores por la noche.
Dormir con ropa cómoda y realizar una actividad relajante antes de ir a la cama ayuda a potenciar el sueño. Música tranquila, lecturas sencillas o un poco de trabajo manual como tejer son sólo unos ejemplos que pueden ayudarte. Si has tenido un día especialmente estresante un baño puede ser de increíble ayuda.
Y lo fundamental es no perder la calma, todo el mundo pasa alguna vez por periodos en los que dormir se convierte en una actividad difícilmente realizable. No obstante, si los problemas persisten, no lo dudes, consulta con tu médico.