Hortelano-Pi: el vello como obra de arte
Nuevos lenguajes
El dadaísmo ha sido el movimiento artístico más revolucionario de la historia. Gracias, en gran medida, al ready-made salido de la prolija mente de Marcell Duchamp, el soporte artístico ha dejado de ser un elemento secundario en las creaciones artísticas para convertirse en un protagonista más de las mismas.
Hoy, décadas después, la clásica división entre escultura, pintura y arquitectura se ha diluido en un cóctel donde destacan los nuevos soportes; Internet, videoarte, comunidades globales, tecno-artistas, las redes sociales… han irrumpido en el ámbito artístico tradicional y han generado una periferia artística, un nuevo lenguaje artístico que para ser decodificado necesita de varios niveles de lectura.
El camino artístico que ha seguido José Manuel Hortelano-Pi pone de manifiesto esta constante busqueda entre los artistas postmodernos. El artista afincado en Madrid ilustra todo lo que pasa por su mente; desde manteles y bolsas de tela, hasta lo que es su nuevo proyecto; platos de cerámica pintados a mano.
Mucho más que arte-bear
El ilustrador y retratista demuestra con su proyecto ‘DEN’ que encasillar su trabajo como simple arte-bear es un ingrato ejercicio de encorsetamiento. Hortelano-Pi siente una especial atracción por el vello y el mundo de las barbas, sin embargo, sus creaciones artísticas no se reducen a este único tema.
Si bien en su anterior trabajo –‘Landscapes’– el artista plasmó de manera delicada, sin ninguna connotación erótica y sin clichés, su obsesión por el vello masculino, en ‘DEN’ el ilustrador busca en los platos de cerámica un refugio, un lugar de descanso, una escapatoria para la figura humana.
Pero la temática no es el único cambio. Si bien en sus anteriores trabajos el ilustrador se decanta por la acuarela y el dibujo a lápiz, en esta ocasión se entrega a la tecnología para extraer todo el jugo a las tablets.
Su próximo proyecto -una serie de retratos de gente reflejada en espejos- supondrá una nueva vuelta de tuerca a su trabajo, ahora bien, hay algo que permanece inalterable, su amor por la figura masculina como objeto artístico y la necesidad de un espacio donde todos los sujetos nos podamos sentir protegidos.