‘Eterno Creón’: la ambición, esa maldita droga

¿Qué me espera?

Llegamos al Teatro Galileo con el efecto del calor asomándose por nuestra ropa. Fatigados, con el alma sacudida y con el ánimo de romper la rutina brillando en nuestros ojos, pero sobre todo llegamos al Galileo como le gustaría a Pablo Picasso: como si fuésemos un lienzo en blanco y listo para ser pintado.

Nuestro objetivo es llegar libres de prejuicios a la obra y que nuestra experiencia hable por nosotros. No tenemos miedo, tras sobrevivir a cuatro gobiernos consecutivos del PP en Madrid tenemos un máster en avaricia, miseria y ruindad; temas sobre los que gravita esta adaptación de la obra ‘La Tebaida’ de Jean Racine.

Así arranca la función. Cuatro actores (Carmen Mayordomo, Jesús Calvo, Iván Ugalde y Manuel Domínguez), un montaje desnudo, una puesta en escena transgresora (en la que podemos ver, entre otras cosas, la versión de ‘Edipo Rey’ que firmó Pasolini en el año 1967) y una historia que atrapa varios conceptos eternos para agarrarlos del cuello y exprimirlos al máximo.

La Tebas del pasado; el mundo de hoy

En cuanto al aspecto temático, la adaptación de Miguel De es fiel a la obra original trazada por Jean Racine hace más de tres siglos.

La historia nos lleva hasta la Grecia mitológica. Edipo deja una herencia envenenada: un trono compartido para sus dos hijos. Tras un año de reinado, Etéocles (Manuel Domínguez) cede el poder a su hermano Polinice (Iván Ugalde), pero a los seis meses decide recuperarlo, aunque este acto conlleve una guerra civil.

Yocasta (Carmen Mayordomo), madre de ambos, trata de evitar el enfrentamiento, a sabiendas de que Creón (Jesús Calvo), tío de los herederos, también intenta ocupar el poder.

En este caso, la adaptación de Miguel De lima las aristas de ‘La Tebaida’ para centrarse en el tema central de la obra: el poder. El ser humano ante un poder que corrompe. Un poder que se erige como fin máximo por encima de la democracia, de la soberanía popular, de la familia y de la propia existencia.

El poder, como el hambre o el amor, no llega solo. A su alrededor se levantan los más bajos instintos de la condición humana. Ambición, traición, codicia… los protagonistas de ‘Eterno Creón’ muestran sus pulsiones más pérfidas en un escenario que se transforma en un espejo cóncavo que ofrece al espectador retratos grotescos.  

Una puesta en escena nada clásica    

Si la obra de Racine se divide en cinco actos, transcurre en Tebas, en una sala del Palacio y  se desarrolla a través de diez personajes (cuatro protagonistas y seis secundarios), la adaptación ha eliminado los personajes y tramas secundarios para profundizar en el tema central de la obra.

Si el texto de ‘Eterno Creón’ tiene sabor a teatro clásico, el montaje tiene el sabor metálico de las vanguardias. La escenografía planteada por Miguel De actualiza la obra gracias a la utilización de nuevos lenguajes.

La utilización de lo audiovisual y la fragmentación del espacio sonoro se integran a la perfección en la acción dramática. Al igual que la iluminación opresiva, la dualidad tonal del vestuario y las llamadas de los protagonistas al público consiguen romper esa invisible pared que siempre se establece entre los intérpretes y los espectadores.

Una apuesta revolucionaria para un texto clásico que se apoya en actuaciones vehementes (el día del estreno Jesús Calvo y Carmen Mayordomo estuvieron especialmente brillantes) y en una escenografía rompedora para recordarnos que el mensaje de la obra escrita por Racine no puede estar más de actualidad: reinar no es ocupar el más alto cargo, reinar es dominar a quien gobierna… les suena, ¿verdad?.

Ficha técnica

‘Eterno Creón’

Elenco: Carmen Mayordomo: Yocasta/ Jesús Calvo: Creón/ Iván Ugalde: Etéocles/ Manuel Domínguez: Polinice

Dónde: Teatro Galileo (calle Galileo, 39. Madrid)

Cuándo: Todos los días. Hasta el próximo 12 de abril

Duración: 90 minutos

Horario: 22:30 horas

Precio: Desde 11€

Entradas en: atrapalo.com

Más información: lsds.es/eternocreon

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