El Warhol más íntimo, en PhotoEspaña
La exposición que llega a España bajo el título ‘De la Factory al mundo. Fotografía y la comunidad de Warhol’ tiene un enfoque novedoso. Si estamos acostumbrados a ver el rostro de Warhol bajo la luz de las cámaras, sobre una alfombra roja y con su pose más oficial, con esta exposición podremos arañar la superficie para adentrarnos en la parte más intimista del universo warholiano.
La importancia de La Factory
Arte experimental, retratos en blanco y negro, poses provocativas, actitudes desafiantes, cultura bohemia…en la exposición se muestra lo mejor de la subcultura gay y del arte más underground de los EEUU, a la vez que el espectador consigue despojarse de la imagen de Warhol como alguien frío, distante y asexual para acercarse a sus momentos más personales.
La Factory fue una parte esencial de la vida de Warhol en particular y para el arte de EEUU en general. Entendida como un punto de encuentro, de comunidad vital entre los artistas, de microcosmos para todas las corrientes artísticas que se alejan de la gran masa. De este modo se ha entendido en PhotoEspaña, como un núcleo para las interacciones sociales y culturales entre Warhol y una gran cantidad de amigos, amantes, artistas, conocidos, curiosos y espectadores
Hasta el 22 de julio
La muestra, que permanecerá abierta hasta el 22 de julio, se inicia con los primeros pasos de la Factory, entre 1963 y 1968 -año en el que Andy Warhol traslada el estudio de arte al bajo Manhattan- en los que abundan las fotografías del norteamericano.
La segunda parte muestra la obra de Billy Name y de Brigid Berlín, amigo personal de Warhol, e incluye sobre todo numerosas tiras de fotomatón y de Polaroid, hecho que la comisaria explica en el ‘punto de entretenimiento’ que la fotografía tenía en la década de los 60-70, de forma que la comunidad funcionaba más ‘como amigos que como proyecto artístico en sí mismo’.
Las últimas secciones, en las que aparecen algunas fotografías de Warhol que no habían sido expuestas antes, reveló la comisaria, son relativas al periodo de ‘la enfermedad social de Warhol’, de la que él mismo hablaba, y las inmediatamente anteriores a su muerte, en la década de los ochenta, cuando el artista podía llegar a hacer ‘hasta un carrete de fotos al día’