Desde que hicieran su debut en mayo de 2014, el primer coro gay cubano ha confiado en la música para generar un cambio social en la isla caribeña. Los integrantes del coro, naturales de Pinar del Río, decidieron formarse como una agrupación independiente que desde entonces no ha dejado de crecer.
Primero se presentaron a concursos locales. Posteriormente dieron el salto y ofrecieron su brillo en numerosos espacios habaneros. El siguiente paso les llevó a eventos musicales de primer nivel como la Gala contra la Homofobia que organiza el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y el Festival Las Voces Humanas.
Además, el grupo ha representado a la comunidad LGTB cubana con una sobresaliente actuación conjunta con el coro de hombres gais de Washington, durante el primer intercambio cultural de este calado entre EEUU y Cuba.
A pesar de que institucionalmente no se sienten demasiado respaldados, el grupo reclama su espacio cómo instrumento del cambio. Un espacio en el que no se conjugan términos discriminatorios y en el que la música se convierte en una llamada a la diversidad.
Un cambio que se proyecta con orgullo y decisión. A pesar de las barreras que todavía persisten en la isla, sus integrantes dicen que el futuro del coro está en sus manos, ”y eso es algo que pocos pueden decir en Cuba hoy”.