David Hockney en el Guggenheim

En las nueve pinturas de ‘El bosque de Woldgate’, las cuatro grandes pinturas ‘Tres árboles cerca de Thixendale’, cada una de ellas compuesta, a su vez, por ocho paneles, o en las series tituladas ‘Tala de invierno’ y ‘El espino en flor’, Hockney celebra el paisaje de Yorkshire, un escenario familiar en su juventud y que retoma en 1997 para presentar una inagotable exploración de las escenas a través de las estaciones.

La libertad de pintar al aire libre y el uso de la técnica del óleo resultan tangibles en este trabajo, aunque sigue siendo evidente que Hockney continúa usando la cámara como medio y como herramienta, por lo que la muestra también incluirá nuevas películas realizadas con 9 y 18 cámaras digitales. Las obras de la exposición revelarán la deuda de Hockney con el pasado, que el artista conoce en profundidad e investiga, así como su fascinación insaciable por las nuevas tecnologías y técnicas visuales.

David Hockney nació en 1937 en Bradford, Inglaterra. Después de sus años de formación, en 1963, se traslada a vivir a Los Angeles. Este cambio de residencia marcaría para siempre la vida y obra de Hockney. En esta ciudad el artista británico asumió su homosexualidad, la hizo pública y la reflejó en su obra.

Su fama creció rápidamente. Aplaudido por unos (los que supieron apreciar su personal estilo: deliberadamente ingenuo y profundamente irónico), denostado por otros (los que le veían como un pintor superficial y ‘popular’) y adulado por los demás (la high class local a la que tan ácidamente retrató), David Hockney alcanzó un gran éxito durante la década de los 60 con su serie de pinturas sobre piscinas en Los Ángeles.

Uno de los aspectos más apreciados de la obra de Hockney es la de los retratos. Naturalistas pero sin llegar a ser realistas, su dominio del dibujo y el color dotaba a sus retratos de una cercanía muy especial, eliminando la distancia entre modelo y pintor.

David Hockney fue uno de los primeros artistas que vivió su homosexualidad de forma natural y desde muy temprano, en un época donde esa actitud no era nada frecuente.

Peter Schlesinger, un estudiante de 17 años, fue su primera pareja estable. Durante cinco años, el joven aprendiz se convirtió en su amante y modelo favorito. Después aparecería Gregory Evans, también modelo y el gran amor de su vida, con quien compartió casi 30 años.