‘Y el Oscar a la mejor película es para… Argo’. Michelle Obama, desde la Casa Blanca, fue la encargada de darle el golpe de gracia a Steven Spielberg. La primera e inesperada dentellada ya se la había dado minutos antes el tigre Ang Lee al hacerse con el Oscar al mejor director gracias a ‘La vida de Pi’.
Los Globos de Oro, los premios de la crítica, del sindicato de directores, del de productores… Ben Affleck venía avisando desde hace semanas… y finalmente consumó su venganza. ‘No guardo ningún rencor’, llegó a decir el cineasta en su apresurado y emocionado discurso de agradecimiento al recoger el Oscar a la mejor película.
Una intervención larga y atropellada, con ritmo auténtico como el de su película. Esta vez la hasta entonces implacable música no sonó para interrumpirle.
Él era el ganador de una gala larga, consagrada a los musicales y con un resultón maestro de ceremonias: Seth MacFarlane
La cinta más premiada de la noche
Él… y Ang Lee, que con La vida de Pi dio la gran sorpresa de la noche al llevarse el premio al mejor director. ‘Gracias al Dios del cine’, dijo al recoger el segundo Oscar de su carrera en esta categoría.
Un premio que, con Affleck fuera de combate por capricho de los académicos, parecía destinado a Spielberg… pero el tigre dio el zarpazo. Sus cuatro estatuillas convirtieron a Pi en la cinta más premiada de la noche y al director en uno de los triunfadores.
Ang Lee no tiene el carisma de otros directores ni tiene detrás superproducciones, pero hay que decir que es un director valiente y que tras alzarse en el 2006 con el Oscar al mejor director por ‘Brokeback Mountain’, este segundo galardón le eleva al Olimpo de los mejores directores del cine moderno y que fue refrendada con una de las mayores ovaciones de la noche.
Juventud y veteranía
El descalabro total de ‘Lincoln’ (dos premios de los doce a los que optaba) lo salvó un hombre convertido ya en mito: Daniel Day-Lewis. Con su encarnación del décimo sexto presidente de los Estados Unidos, el londinense se convirtió en el primer interprete en lograr tres Oscar como mejor actor protagonista.
Más incierto era el nombre que luciría la placa de la estatuilla a mejor actriz. Finalmente el empuje de Jennifer Lawrence (El lado bueno de las cosas) prevaleció ante la solidez de Jessica Chastain, la juventud de Quvenzhane Wallis, el aparatoso e intenso trabajo de Naomi Watts y el magistral trabajo se Emmanuelle Riva.
El austriaco Christoph Waltz (Django Desencadenado) se impuso como mejor actor de reparto y logró su segundo Oscar gracias, una vez más, a su ‘mejor amigo’ Tarantino.
Anne Hathaway hizo buenos los pronósticos y se llevó a casa su primera estatuilla por su encarnación de la prostituta Fantine en Los Miserables. Era el Oscar más cantado de la noche
‘Nuestro’ Paco Delgado
Otros premiados fueron Adele por ‘Skyfall’ como mejor canción; ‘Brave’ como mejor película de animación; ‘Searching for Sugar Man’ como mejor documental; y Jacqueline Durran por el vestuario de ‘Ana Karenina’, que dejó a Paco Delgado sin estatuilla.
Aunque podria ser peor. Si no, que se lo pregunten a Kathryn Bigelow -que se fue de vació con ‘Dark Zero Thirty’- a los chicos de la poética ‘Bestias del sur salvaje’ o al propio Spielberg, que vió como las nominaciones se transformaron en decepción a lo largo de la noche
En clave LGTB..
Desde la elección del presentador, Seth McFarlane (creador de la serie ‘Padre de familia’ y ardiente defensor de los derechos del colectivo LGTB, desde que un familiar suyo le comentase a su primo que su homosexualidad se podía curar), hasta las actuaciones, se podría decir que a la Academia de Hollywood le ha quedado una ceremonia muy gay.
Y es que la noche estuvo salpicada de divas y guiños al colectivo LGBT. Catherine Zeta Jones y Jennifer Hudson encabezaron un delicioso homenaje a los musicales.
Cada una lo hacía a su estilo. La esposa de Michael Douglas nos ofreció una actuación con sabor a Brodway en la que destacaba su versatilidad. Mientras que la ganadora al Oscar por ‘Dreamgirls’ conseguía que el Dolby Theater se pusiera a sus pies con un impresionante chorro de voz. La troupe de ‘Los Miserables’ se encargó de poner el broche final a un homenaje que terminaría convirtiéndose en uno de los puntos cumbre de la noche.
Dos divas más que cercanas a nuestro colectivo también intervinieron, y de que manera, en la noche del cine por excelencia. Adele ha completado un año de ensueño ganando el Oscar ha la mejor canción y lo celebró como mejor sabe: con una excelente actuación que consiguió sobrecoger a un abarrotado teatro.
La actuación de Adele hay que incluirla en un homenaje más global a los 50 años de la figura de James Bond.
La figura del espía más famoso de la historia del cine ha sido revitalizada por la entrada de un director como Sam Mendes que ha firmado una cinta ‘Skyfall’ llena de matices (entre ellos, incluir al primer malvado gay y que ha sido interpretado por el siempre genial Javier Bardem), y en la noche de los Oscar se realizó un repaso de sus mejores momentos, que tuvo su climax cuando Shirley Bassey subió al escenario para interpretar ‘Goldfinger’ uno de los temas más míticos de la saga.
El toque emotivo lo ha puesto Barbara Streisand con una sentida actuación dedicada a todos aquellos que ya no están en la industria del cine.
En definitiva, este año la Academia ha decidido premiar la originalidad y valentía de proyectos más pequeños frente a las superproducciones encabezadas por Spielberg, en una gala que, sin embargo, no ha apostado por las sorpresas y que nos ha dejado sin un ganador patrio.
Una lástima. Paco Delgado, ganador del Goya al mejor vestuario por ‘Blancanieves’, no ha podido repetir premio por el vestuario de ‘Los Miserables’ y nos ha dejado sin la imagen del beso homo en la gala que esperábamos..