Este pasado fin de semana hemos podido saborear alguno de los logros que ha logrado el colectivo LGTB tras décadas de duro activismo.
¿Quién podía imaginar hace medio siglo que ciudades como Londres o Nueva York estuvieran inundadas por una marea arcoíris que reclamaba una mayor protección para la comunidad LGTB?
Sin embargo, como si fuese la cara oculta de la misma moneda, estos días también se nos ha encogido el alma al comprobar que Estambul ha vuelto a reprimir la celebración del Orgullo LGTB con una salvaje represión policial.
Como tampoco hay que olvidar que tanto el Pride in London como el NY Pride quisieron brindar por las víctimas del atentado perpetrado en Orlando, la mayor agresión LGTBfóbica de las últimas décadas.
Bajo las normas del heteropatriarcado
En nuestro país, que según el estudio anual publicado por Ilga Europa se sitúa en el quinto puesto en derechos LGTB en Europa, el panorama también ofrece luces y sombras.
La abrumadora victoria del Partido Popular en las elecciones celebradas el 26-J supone una dura derrota para el colectivo LGTB. Aunque cuenta la leyenda que para entender un discurso de Mariano Rajoy hay que escucharlo al revés lo cierto es que el rechazo del partido al colectivo LGTB es más que obvio.
Un rechazo que ha tomado mil formas, no hay más que recordar el recurso de la vergüenza que impulsó el partido ante el Tribunal Constitucional por la aprobación del matrimonio igualitario, la última en las elecciones celebradas este 26J.
Dentro de la campaña #SumaDerechosLGTB, La FELGTB decidió reunirse con los principales partidos para que confirmaran su compromiso con la comunidad. Ciudadanos, Unidos Podemos y PSOE han firmado todos los compromisos en materia LGTB que se les reclamaba, sin embargo, el Partido Popular dio la callada por respuesta.
Una situación demencial que se sitúa en el mismo sobrecogedor plano que el aumento de las agresiones LGTBfóbicas a lo largo del 2016 o de la petición por parte del PP y de VOX de retirar la exposición del ‘Orgullo de Sevilla’ por considerarla ”obscena” y que ”ofende a la moral”.
Una lucha necesaria
Situaciones que nos avisan de que en cuestión de derechos es imposible bajar la guardia. La raíz de la discriminación del colectivo LGTBI la encontramos en el heteropatriarcado, en el paradigma socialmente impuesto que se empeña en ahogar a los colectivos que viven en sus márgenes.
Las estructuras sociales y culturales continúan encorsetando las realidades que se salen del binomio masculino-femenino y heterosexual-homosexual, una situación contra la que hay que seguir combatiendo.
El heteropatriarcado mantiene determinados privilegios que tienen que ser eliminados. La sociedad tiene que acompañar al colectivo LGTB en esta lucha, no debemos olvidar que el respeto a las minorías en un signo de salud democrática.
Hoy 28 de junio es un día para celebrar. Ahora bien, hay que celebrar con conciencia, hay que convertir la bandera arcoíris en un símbolo político, en una metáfora de la igualdad, la libertad y el respeto.
Mucho se ha avanzado, pero la lucha por la igualdad de derechos todavía es necesaria.