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Lady Gaga será la portada de la revista Vanity Fair en septiembre. Durante la entrevista que ha mantenido con Lisa Robinson la cantante ha mostrado cuál es su punto débil, el amor. Se considera una persona solitaria y con relaciones poco duraderas y, además, insiste en que mantener relaciones sexuales le quita la inspiración.
‘Si duermo con alguien, esa persona me quita mi creatividad a través de mi vagina’, explicaba. Quizá por ello confiesa que no confía en nadie y no sabe si encontrará definitivamente a su media naranja: ‘Estoy perpetuamente sola. Estoy sola en mis relaciones, es mi condición de artista’.
La cantante es fiel a sus composiciones y cree que está predestinada a los ‘malos romances’: ‘Mi canción (Bad Romance) trata sobre si busco encontrar estas (cortas) relaciones o si ellas me encuentran. Estoy últimamente en el celibato, no tengo tiempo para conocer a nadie’.
A pesar de ello, se dice que podría haber vuelto con su ex pareja, Luc Carl, a quien conoció en 2006 cuando él trabajaba como barman y Gaga estaba intentando introducirse en el mundo de la música.
PROBLEMAS CON LAS DROGAS
Pero el amor no ha sido el único problema de la cantante. A lo largo de la entrevista con Lisa Robinson también ha estado muy presente el tema de las drogas, del que ya habló abiertamente en su momento.
‘No quiero que mis fans sigan mi ejemplo. No quiero que ellos piensen que tienen que ser así para ser geniales. Es algo pasado, estaba en un punto bajo y me arrastré al desastre’, confesaba. Al parecer, se trataba de momentos muy duros por los que estaba atravesando la cantante.
Gaga explicaba que, en lugar de ir a rehabilitación, pidió ayuda a sus familiares y se fue a casa: ‘Mi madre sabía la verdad sobre ese día, y gritó muy alto al otro lado del teléfono. Nunca lo olvidaré, y me dijo ‘voy a buscarte”, tras lo cual se fueron a la casa de su abuela en el oeste de Virginia’.
Aunque no revela cuál era el motivo de su desesperación que le arrastraron a las drogas, sí confiesa que su vida estaba acabada, pero consiguió levantar cabeza gracias a su familia: ‘Lloré. Le conté (a su madre) que pensaba que mi vida estaba acabada y que no había esperanza. ‘¿Qué voy a hacer ahora?’, pero ella me dijo ‘Te voy a dejar llorar unas horas, vas a parar, te recompondrás, volverás a Nueva York y patearás algunos traseros”.