¿Fan o fanático?

¿Qué, existe la diferencia? Sí. ¿Fan o fanático? ¿Caer en el fanatismo ciego e infundado? ¿Sólo ser un fan aunque me digan tibio? Muchas de estas preguntas he leído recientemente en Twitter o X.

Cada persona tendrá su respuesta y será valida. Podrá ser similar a la mía o muy lejana, pero será su percepción y actuar muy personal.

¿Es correcto caer en el fanatismo? Desde mi experiencia personal, mis valores pero sobre todo desde lo mucho que procuro mi salud mental: ¡No! Pero, insisto, es un tema muy personal. Decisiones que cada uno debemos considerar pero también responsabilizarnos de ello.

Lo que sí debe parar es el hate. Los odiadores o haters no pueden ser quienes nos representen, el odio no tiene cabida en esta sociedad, mucho menos en una generación que presume de información, tecnología, soluciones, inteligencia artificial. Pero eso sí: los haters tienen millones de seguidores. ¿Te preguntas por qué?

El hate debe parar sí o sí. No lo reproduzcas ni repliques.

La empatía

¿Te digo algo? La empatía es el valor menos recurrente en la actualidad pero también el más preciado. Si somos empáticos podremos tener más comprensión en todo, incluso comprensión lectora tan carente.

«No le pidas a alguien que te comprenda, con que te respete es suficiente». Qué valioso, ¿no?

En nuestras inmensas diferencias encontraremos nuestras fortalezas como sociedad, como familia, entre amigos y sí: entre fandoms.

Pero esto no va de, «Si me respetas entonces yo te respeto». No. La generosidad es un don tan —o más—valioso que la misma empatía, se complementan.

¿Tenemos que dar para recibir lo mismo a cambio? Sí. Pero también no. Dar es un don de muy pocos. Dar sin esperar nada a cambio es un don y dicha de poquísimas almas que prevalece en ellos la autenticidad del amor.

¡Sálvame del olvido, sálvame de la soledad!

Respeto

Leo, escucho, veo un sinfín de insultos, de faltas de respeto, de desmedidas maldiciones entre unas y otras personas. Y no es algo exclusivo de las redes sociales o del entorno digital.

En las calles está desmedido el hartazgo, las quejas, las represiones, vivimos llenos de cosas que nos imponen los gobiernos, en la familia, nuestro entorno personal o laboral. Pero, ¿por eso habremos de replicar y reproducir todo ese odio y malestar? ¡No!

La respuesta al odio, al rechazo, guerras, peleas, expresiones de animadversión y rencor siempre será un no. El amor, comprensión, RESPETO y empatía tienen que ponerse de moda y ganar.

Respeta mi ideología, mis gustos, mis simpatías, incluso respétame si todo tu entorno no lo hace. Amo esta frase que me repite mi madre, «No porque todo mundo lo haga significa que está correcto».

Entonces, ser, ¿fan o fanático? Sé tú. Seamos libres. Sé una persona que reproduzca mensajes de paz, de alegría, viraliza tus éxitos, tus expresiones de amor. Seamos nuestros propios fans.

Quienes adoptan al fanatismo como parte de sus vidas se están perdiendo de ver lo virtuoso que es cada uno como individuo.

Si te ciega el fanatismo pierdes la perspectiva real, porque —casi—siempre va acompañado de odio, rechazo, imposición, aseveraciones que pierden credibilidad porque crees que esas frases que llevan mensajes “pasivos-agresivos” terminan siendo inmensamente agresivas, invasivas y rencorosas.

Mi lesbiana favorita.

¿Fan o fanático?

¿Fan o fanático?

Para mí, insisto, mi única respuesta y priorizando mi salud mental, mi amor propio y experiencias personales:

  1. Prioriza tu paz.
  2. Prioriza lo que te de paz.
  3. Prepondera a quien te de o contribuya a tu paz.
  4. Crecemos. Tus gustos personales no son los mismos que hace 5 años. Ni siquiera los mismos que el año pasado. Y está bien.
  5. Convive como fan no como fanático.
  6. Privilegia tus valores y emociones.
  7. Nadie: ni un equipo, una cantante, un artista, un jugador, es de tu familia. Aunque te lo hagan sentir. Somos fans para ellos. Y nosotros debemos de ser fans respetuosos, empáticos. Pero también pensantes aunque a veces nos ganará la pasión.
  8. No intentes invadir la vida personal, mucho menos íntima de tu artista. Además de que podrías incurrir en cuestiones legales.
  9. Ámala muchísimo. Adora a tu equipo, alientalo siempre. Pero, insisto y repetiré, hasta donde te de paz, dicha, gozo.
  10. ¿El ser fan de alguien o algo rompió tu paz? Entonces, quizá es momento de buscar otros gustos, otras distracciones, ser fan de otras personas e incluso de otras artes, deportes.

Entonces, ¿ser fan o fanático?

Caer en el fanatismo, te aseguro, nunca será un buen camino. Darle la razón a alguien o a algunas personas más allá de tus propios valores nunca te llevará a un buen puerto.

Si rebasa la línea del respeto y de la empatía y pasó al insulto, descalificación y rencor ya es fanatismo. La violencia digital tiene que parar: de ida y vuelta, eh. Quien la emite y quien la consume.

No a los comentarios “pasivo-agresivos”

Tiene que parar quien genera violencia aún con comentarios “pasivo-agresivos” como quien o quienes la reproducimos. Si replicas y reproduces esos mensajes, esos comentarios y comportamientos donde el rencor gana y se deja de lado la empatía, ¿sabes qué? También estás incitando al odio.

Y no estoy aquí para educar a alguien, por fa, no desvirtúen mi idea. Porque cómo me han llovido insultos en recientes días. Sinceramente no me ocupo de ellos no me lastiman. Pero si este texto sirve para expresar mi opinión, es sólo eso. Cada persona sabemos cuándo y hasta qué punto somos fans de algo, alguien.

Siempre considera que ponerte en los zapatos de la otra o del otro te ayudará mucho más a ti que a la otra persona. Reflexiona antes de escribir, «¿Mi comentario abona algo positivo?». Prevalece y antepone tus propios valores e inteligencia emocional.

«¡Es que eres un tibio. Un timorato!» Prefiero ser un tibio a reproducir expresiones llenas de rencor y odio. Mil veces ser un pasivo que escribir u opinar o comentar sobre el cuerpo, las decisiones de alguien más. Sea quien sea. Y mucho menos darle un poco de mi valioso tiempo a quien se cree listo, lista, exacerbando odio. Qué pereza esa gente.

Con inmenso cariño a Dafi y Andi, las quiero muchísimo. Gracias por su empatía, cariño y generosidad hacia mí como persona. Las quiero con el alma.

Y con muchísimo cariño a Liz, Gi, Pashi, Rubmy, Jos, Fersh, Shark y todo el crew del Club KyG. Síguelas aquí. Gracias por ser siempre mi inspiración.