Mariana Gómez y Rocío Girat son esposas y viven el Argentina; el pasado 28 de junio, justo el día del Orgullo, ambas se besaron en público y una de ellas terminó en prisión.
Se encontraban en la estación Constitución en Buenos Aires, donde una simple y común muestra de amor entre una pareja terminó con una condena de un año de prisión contra Mariana.
Fue denunciada por “resistencia a la autoridad” y “lesiones leves”; Mariana declaró:
El policía me dijo ‘Pibe, apagá el cigarrillo’, me puso la mano en el pecho y me dijo que me iba a llevar detenido. Yo le aclaré que era mujer y le pregunté por qué. Me quise ir, empezamos a forcejear y vino otra policía, que me quiso esposar. Nunca me contestaron por qué me querían arrestar. Forcejeamos, me esposaron y me quedé ahí por cuatro horas. A Rocío le decían ‘que la amiga se aleje’ y ella respondía que era mi esposa, incluso nos pidieron algún certificado para comprobar el estado civil”.
En Argentina el matrimonio igualitario está permitido, pero eso no es una garantía de que se respeten los derechos de libertad de expresión de identidad de género.
Evidentemente este caso ha causado indignación, pues resulta increíble como personas que han cometido crímenes y que realmente han atentado contra derechos de otras personas, han quedado libres.
Mariana, en cambio, estaba besando a su esposa, un acto que vemos a diario en las calles, pero como se trataba de dos mujeres, eso fue suficiente para que las autoridades actuaran en su contra.