Sobrepoblación de chulazos en True Blood

Al igual que le pasó a Anna Paquin, Bill fue nuestro primer ‘flechazo’ de la serie. No obstante, lo queremos despachar rápido, que últimamente parece que no es para nada trigo limpio.

En su contra juega ‘ese pelito’. Y a su favor, también lo mismo: El incipiente vello pectoral, que no molesta, y además da calorcito -recordemos la naturaleza vampírica del personaje-. Que se quitara esas anacrónicas patillas también fue un hecho muy encomiable.

Este altísimo nórdico puede considerarse la guilty pleasure de la serie: Pues bajo el aspecto de inofensivo rubiales, Eric es uno de los personajes más mezquinos de la serie.

De él nos gustan muchas, muchas cosas… Pero todavía nos cuesta entender por qué tenía que llevar esa ridícula melenita durante la primera temporada, qué narices se le pasó por la cabeza al hincharse como pavo en el gimnasio para la última -y ya que estamos… ¿Quién le ha engañado con el look de bacala?-.

El hermano de Sookie es el adonis por antonomasia de la serie -o simplemente, el Ken- porque el chico tiene muy buena planta, pero de luces… Va corto.

A su favor juega que es un poco tarugo -cosa que hace subir los niveles de libido de manera meteórica- y también que al igual que de grasa, no tiene una pizca de maldad -otra cosa es en los líos que se meta por no poder mantener a raya su ‘pichabrava’-.

El caso de Sam es un poco particular: Aunque para gustos está Farmatint, Sam encarna a la perfección el concepto de ‘feapo’ (=feo+guapo). Por lo que algún día te puede parecer ríquín… Y al día siguiente un callo.

Sam -que por su condición morfocambiante, se pasa el día sin ropa- también ha vuelto de las últimas vacaciones más cachas y más vinagre, rasgo que frecuentemente es el causante de que al chico le cueste un triunfo comerse un colín. Sam, por favor, deja de ser tan ‘reniega’.

El cocinero de Melotte’s, chapero esporádico y traficante de ‘V’ es uno de los personajes que, dada su condición homosexual, parece haber desarrollado ese cuerpo de bichazo para hacer frente a la discriminación en un sitio tan alejado de las grandes urbes como es Bon Temps.

Con una lista interminable de peinados poco favorecedores, hemos de reconocer que lo que más nos gusta de Lafayette es ver un cuerpo tan masculino con ropa de corte ambiguo: Los brilli-brillis en sus camisetas, turbantes, escotes y el maquillaje son ejemplos de ello. Y a quien no le guste… ¡Que no mire!

Con Alcide llegó la licantropía a ‘True Blood’ -y la belleza más exagerada-. Su ubersexualidad, rural chic, extrema altura y proporciones miguelangelianas le han convertido en uno de los personajes que -e insistiremos sii hace falta- nos hacen sentir MUY VIVOS…

Lo único que se le puede reprochar es no haber solicitado a mquillaje una buena mata de pelo para el pecho -el actor ha declarado en alguna ocasión que no tiene ni un pelo fuera de su cabeza-. Aunque, más urgente que eso, lo que necesita el guapísimo Joe serían unas clases de interpretación -que no se puede nacer con todo, está claro…-

Porque no todos van a ser macizorros… La delicada y aniñada apariencia de Godric nada tiene que ver con su salvaje pasado -los tatuajes en su cuerpo nos dejan percibir que fue convertido en vampiro en la era tribal-.

No obstante, lo que más nos atrajo de Godric es la aceptación de su muerte y su redención -por la que Jesucristo ya está llamando a sus abogados para denunciarle por plagio. Pero no vamos a olvidarnos de su cara: Seguiremos viéndolo en la serie, en flashbacks y en la mente de Eric.

Y por último -aunque como se suele decir, no menos ‘imponente’- llegamos a la atractiva madurez de Roman, que se incorpora como personaje de la serie en esta quinta temporada.

Por suerte -gracias la serie ‘OZ’- la anatomía de Chris Meloni nos la sabemos al dedillo, con lo cual estamos muy contentos de que empiecen a desnudarlo en ‘True Blood’ -¿se atreverán también con el integral como en la icónica y gayfriendly ficción carcelaria?-.