Alfonso Soria / 04-01-2009
Ha sido modelo (incluido de revistas gays), ha participado en programas de televisión y ha cantado. Aunque más que cantar, lo que le va a este chico es dar el cante. Ricardo Fort es un rico heredero más conocido por sus fiestas y sus ansias de ser famoso que por su agudeza empresarial.
De su familia ha heredado una compañía chocolatera de primera clase internacional, Delicias Feltfort, y gracias a ella su patrimonio se estima en 2,15 billones de dólares
En 2009, Ricardo Fort se decidió a dar el gran salto a la popularidad: pagó de su bolsillo un espacio televisivo para poner una especie de reality show donde aparece junto a sus amigos y a su pareja de turno.
Creó ‘Reality Fort’, un reality basado en su propia vida donde se interpreta a sí mismo grabando sus viajes, sus fiestas, una tarde de compras, etc. Ricardo Fort recorre las diferentes ciudades del mundo disfrutando al máximo de lo que ofrece la vida, sobre todo cuando sobra el dinero
Una de sus últimas apariciones fue en la nochevieja de 2009. Se subió al escenario del Orefeo de Córdoba (Argentina) para despedir el año interpretando algunas canciones.
El pasado año participó en el concurso de la televisión argentina ‘El musical de tus sueños’ donde llegó a ser finalista interpretando y bailando canciones de otros artistas
El primer intento de Fort para ser famoso fue hace más de 10 años, haciendo sus pinitos como cantante. A partir de ese momento, a este argentino se le vio con algunas figuras rutilantes del espectáculo nacional, lo que le permitió aparecer de vez en cuando en las revistas del corazón.
A partir de ahí se ha convertido uno de los personajes que aparecen habitualmente en las televisiones de su país
Al chico no le gusta pasar desapercibido. Juega con la ambigüedad sexual, ya que se le ha relacionado tanto con mujeres como con hombres. También ha posado en portadas de revistas gays, incluso se le ha llegado a relacionar con algunos actores de su país, como Guido Süller.
El chico lo tiene muy claro a la hora de buscar compañero de vida, ya que aclara en su Facebook que ‘le interesan tanto hombres como mujeres’
Sufre de trastorno dismórfico corporal, es decir, una preocupación excesiva por su físico. Por ello, en numerosas ocasiones ha recurrido a la cirugía plástica para tratar de mejorar su apariencia.
Tiene 27 cirugías estéticas, entre las que se destaca una extraña prótesis que se habría puesto en los talones para ser 3 centímetros más alto. Además, como no podía ser de otra manera, Fort tiene una gran adicción al gimnasio. La foto habla por sí sola
Conocido por su excesos en fiestas y su manifiesta ostentación de lujo, Fort es amiguísimo de celebridades internacionales como Elaine Lancaster, Adora o DJ Scotty Thompson.
Vive a todo lujo, posee tres motos Harley Davison, dos Rolls Royce, un Mercedes, un BMW, 13 tatuajes, 70 pares de botas y zapatos (de alrededor de 3 mil dólares cada uno) que renueva cada seis meses
A sus cuarenta y dos años es padre de dos niños de cinco años concebidos mediante el alquiler del vientre de una mujer, en California. Pero el hecho de ser papá parece que no le ha sido suficiente para sentar la cabeza.
Las juergas con sus amigos, los líos de faldas y pantalones y los viajes continuán marcando su día a día
No sale de un escándalo cuando ya tiene otro preparado. Fort ha asegurado que el gobierno de la provincia de Buenos Aires financiará su obra de teatro ‘Mar de Plata’.
Esta afirmación ha escandalizado al partido político Unión Pro que solicitó al gobernador de Buenos Aires que informe si es cierto que el empresario Ricardo Fort recibirá un aporte estatal de 100 mil dólares para financiar su obra teatral. Traerá cola
Ricardo Fort es de esos personajes que desatan odio y admiración por partes iguales. Parece sacado de una nueva estirpe de famosos que lo son y no se sabe el por qué. La máxima exponente de este nuevo género de ‘famosillos’ la encontramos en Paris Hilton.
Ambos son ricos de nacimiento, sin profesión conocida ni reconocida y ambos carecen de talento en cualquier faceta artística. Pero el mundo del colorín sería más aburrido sin su presencia. Gracias por existir