Arriba, abajo; a diestra o siniestra, en esto del sexo cualquier cosa es válida siempre que los dos, los tres o los que participen estén de acuerdo con las reglas del juego.
El sexo es diversión y como a nosotros nos gusta que os divirtáis, os proponemos algunas posturas sexuales- unas más convencionales que otras- para que paséis un rato agradable solos o en compañía.
Si queréis saber más sobre el ‘Kamagay’ pincha en la foto.
Esta postura podría encajar en la expresión ‘aquí te pillo, aquí te mato’. Es conveniente que la estatura de ambos sea equilibrada.
El activo- detrás del pasivo- lo penetra, mientras que el pasivo se inclina ligeramente para ayudar esta penetración, una vez introducido el pene, ambos vuelven a una posición erguida. Es conveniente que el activo quede, ligeramente, por debajo del pasivo para ajustarse a la altura del ano.
Consejos: Contra la pared se consigue una postura más cómoda y si el activo abre sus piernas facilita el balanceo.
La más típica de las posturas, quizás por ser de las más cómodas. El pasivo de espaldas a la cama, mesa u otros objetos debe levantar las piernas y cruzarlas por la espalda del activo.
Es una de las posturas preferidas para el sexo ya que el contacto con tu compañero es muy directo, sobre todo hay un juego visual, cara a cara; frente a frente.
Ventaja: La penetración suele ser profunda y existe un cierto control del pasivo sobre el acto. Además si el partenaire tiene cierta destreza puede contribuir a la masturbación del compañero durante la penetración.
Es una de las mejores posturas para el pasivo ya que puede ‘sentarse’ sobre el activo y, sobre todo, contola la penetración y el ritmo, además puede buscar el ángulo que le sea más satisfactorio.
Curiosamente, en esta postura el activo tiene una participación más pasiva aunque puede compensarlo con la masturabación a la pareja o ayudando al ritmo situando las manos en las caderas para facilitar el vaiven.
Es una postura en la que domina el activo. Uno -pasivo- se tumba boca arriba con las piernas en posición de V, mientras que el otro -activo- las sujeta a la altura de las pantorrilas o tobillos.
En esta ocasión es el activo quien marca la intensidad de la penetración y el ritmo.
Advertencia: Es una posición que requiere de fuerza física del activo para mantener la postura durante una penetración prolongada.
La fotografía ilustra bien la posición. El pasivo arrodillado levanta el trasero para dejar al aire el ano. El activo, de cuclillas, se encaja todo lo posible a la cadera de su compañero.
El pasivo en esta postura suele relajar bien los músculos del ano ayudando a la penetración.
Advertencia: Esta postura requiere que el tamaño del pene del activo sea grande ya que parte de él quedará fuera.
En esta ocasión el pasivo eleva sus piernas 90 grados y son sujetadas por el activo que ayuda a levantar la cadera para dejar el ano expuesto para la penetración.
Esta postura contribuye a una penetración profunda y, al estar las piernas cerradas, se estrecha el conducto anal y se consigue una mayor fricción.
Es de esas posturas difíciles pero no imposibles. El pasivo se tumba boca abajo mientras que el activo se sitúa sobre él pero hacia el sentido contrario, es decir, cabeza con pies.
El pasivo eleva su trasero para que el activo consiga la penetración ayudado por sus rodillas y codos que están en contacto con la superficie y ayuda al balanceo. Todo es cuestión de probar. Ánimo.
Al estilo tejano. El pasivo se coloca boca abajo para que el activo, sobre él, pueda penetrarlo. Una vez penetrado el pasivo cierra las piernas ‘atrapando’ el pene y permitiendo al activo incorporarse sobre el pasivo, como si estuviera sobre un caballo.
En esta postura la libertad de movimiento del activo es total, mientras el pasivo se encuentra en una postura cómoda para recibir todo lo que le venga.