Himnos del mundial

Al margen de todos estos himnos, de los que nos hemos dejado alguno como ‘Gloryland’ de USA 94, la composición de Ennio Marricone para Argentina 78 o La ola verde mexicana, lo que más sonará el domingo serán las voces de los aficionados. Para la ocasión volverán a entonar las canciones más populares y espontáneas que, por no estar, ni siquiera están publicadas.

Los cánticos de todo un pueblo que desea hacer historia. No os achiquéis porque está claro que ¡PODEMOS!

Clasificados ya para la final del domingo, nos toca elegir qué bailaremos antes, durante y después del partido. A lo largo de la historia de los mundiales, la FIFA y los países anfitriones nos han regalado una serie de himnos que han acompañado las victorias y derrotas de nuestros equipos.

Hoy, en Chueca.com desempolvamos los vinilos que desde Inglaterra 66 animan a los más forofos. ‘Where in this world are we going’ de Lonnie Donogan fue la encargada de inaugurar esta particular moda que prolifera en los veranos de cada cuatro años. De aquella primera balada folk se ha pasado a los ritmos africanos haciendo parada antes en el rock, sevillanas, salsa e incluso la zarzuela.

Muchos estilos y ritmos que nos han acompañado a lo largo de la historia de los mundiales. Repasamos las más emblemáticas para que tú puedas elegir con qué canción celebrar la victoria de nuestra selección. Cualquier propuesta es buena con tal de no entonar el ‘¡Pobre de mi!’

Este año han competido arduamente dos canciones con hacerse con la hegemonía de la marcha mundialística. Por un lado, la canción oficial, el ‘Waka, waka (this time for Africa), en la que Shakira fusiona los ritmos colombianos con los africanos y, por otro lado, ‘Waving flag’ de k’naan, en el que el somalí se ha atrevido a hacer un dueto con el almeriense David Bisbal en la versión latina del tema, ‘Bandera de libertad’.

Pero en España 82 fuimos aún más chulos y bailamos hasta tres canciones. Pese a que el himno oficial fue’El mundial’ de Plácido Domingo, las canciones que más sonaron fueron las ‘Sevillanas del mundial’ de Pepe Da Rosa y la sintonía de la emblemática serie ‘Fútbol en acción’, conocida por todos como ‘Naranjito’.

Pero la canción que pegó el gran pelotazo y que se encuentra en el imaginario colectivo de todos es la interpretada por Ricky Martin en Francia 98. Con ‘La copa de la vida’ las canciones mundialísticas pasaron a convertirse en todo un reclamo y negocio. El puertorriqueño batió todos los records de ventas, algo que terminó de realzar su carrera internacionalmente. Además, rompió con el tabú de que la canción oficial fuera interpretada por un cantante del país anfitrión.

En Corea y Japón intentaron repetir la fórmula pero les salió el tiro por la culata al eligir el ‘Boom’ de Anastacia como himno oficial. La americana venía de partir toda la pana con su anterior disco ‘Freak of Nature’, sin embargo, su tema mundialista se quedó en agua de borrajas, quizá por no hacer una versión hispana del hit. Esta canción rockera no terminó de cuajar, aunque si bien contribuyó a asentar a Anastacia en las listas europeas.

En Alemania 2006 también se optó por ofertar dos canciones, con la desdichada suerte de que ambas pasaron sin pena ni gloria. La primera de ellas, ‘Celebrate the day’ de Herbert Grönemeyer, se pensó que con incluir mucho ‘oeoeoeoe’ en el tema, ya lo tenían todo ganado. Cayeron en el tópico y, por lo tanto, en el olvido.

A la segunda le pasó lo mismo pero por una razón bien distinta, quizá por lo arriesgado de presentar una balada ‘Time of out lives’ con Tony Braxton e Il Divo como canción futbolera. El estadio pasó de la resaca del ‘oeoeoe’ a la somnolencia.

Baladas, pop, sevillanas y… ¡Hasta rock! Si Elvis levantara la cabeza seguro que se volvía al nicho al escuchar el rock latino que defendieron Los Ramblers en Chile 62. Pese a que aún no las canciones del mundial no sonaban como tal, ellos se empeñaron en llenar el campeonato con los ecos de ‘El rock del mundial’.

A lo largo de estas décadas de mundial hemos cambiado de ritmos y estilos, aunque se ha echado en falta la variedad de lenguas. Pese a que muchos de los países anfitriones poseían lengua propia, como Francia, Corea o Japón, la mayoría se han decantado por una versión anglosajona y otra en castellano, obviando su idioma autóctono.

Pero esto no ocurrió, afortunadamente, en Italia 90 en el que Gianna Nannini y Edoardo Bennato nos describieron cómo era un verano en la maravillosa tierra de Dante. ‘Un’ estate italiana’ fue todo un éxito en su país, aunque no logró ser exportado.