Tienen fama y dinero de sobra pero no el suficiente para vestir modelos exclusivos que les impida coincidir con otra celebrity. Las comparaciones son odiosas y en más de una ocasión alguna de ellas se ha lamentado de no llevar ropa del mercadillo de su pueblo que al menos es más auténtico.Aunque no visten de Zara no se libran de compartir armario con otras estrellas. Alguna opta por el retocar y customizar los modelitos, pero en chueca.com las hemos cazado a todas. Y eso las que se toma la molestia de amoldar su vestimenta a su estilo o anatomía, porque la mayoría de ellas copia y repite hasta los complementos.Pese a haber lucido el mismo atuendo, los organizadores de los eventos evitan la que para ellas sería la situación más humillante de sus vidas: ir vestidas igual al mismo sitio. ¡Pues vaya! ¡Como si no nos hubiera pasado a ti y a mi cada vez que salimos de marcha! Y lo peor de todo es que casi siempre nos queda peor a nosotros.Quizá nos haga falta un estilista o alguien que nos pegue el chivatazo, pero ellas tampoco se van a ir de rositas. ¿A quiénes les sientan mejor estos trapitos? Esa es nuestra pregunta. La respuesta la tienes tú.
Tienen fama y dinero de sobra pero no el suficiente para vestir modelos exclusivos que les impida coincidir con otra celebrity. Las comparaciones son odiosas y en más de una ocasión alguna de ellas se ha lamentado de no llevar ropa del mercadillo de su pueblo que al menos es más auténtico.
Aunque no visten de Zara no se libran de compartir armario con otras estrellas. Alguna opta por el retocar y customizar los modelitos, pero en chueca.com las hemos cazado a todas. Y eso las que se toma la molestia de amoldar su vestimenta a su estilo o anatomía, porque la mayoría de ellas copia y repite hasta los complementos.
Pese a haber lucido el mismo atuendo, los organizadores de los eventos evitan la que para ellas sería la situación más humillante de sus vidas: ir vestidas igual al mismo sitio. ¡Pues vaya! ¡Como si no nos hubiera pasado a ti y a mi cada vez que salimos de marcha! Y lo peor de todo es que casi siempre nos queda peor a nosotros.
Quizá nos haga falta un estilista o alguien que nos pegue el chivatazo, pero ellas tampoco se van a ir de rositas. ¿A quiénes les sientan mejor estos trapitos? Esa es nuestra pregunta. La respuesta la tienes tú.