El Trastorno Dismófico Corporal (TDC) es un padecimiento que provoca que quien lo padece tenga una imagen de si mismo distorcionada.
Se preocupa por una parte de su cuerpo que, al mirarse al espejo, la ve con defectos descomunales y grotescos; esa obsesión puede desencadenar en trastornos alimenticios, de ansiedad y aislamiento social.
Gilda Gómez Pérez-Mitré, profesora de posgrado de psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México, indica que las patologias alimentarias y de autoimagen no solo afecta a las mujeres.
“Estamos siendo testigos del boom mediático masculino, que deja ver que el hombre también se ha convertido en objeto de consumo y que responde a la presión social con sintomatología alimentaria y problemas con la imagen corporal”.
Señala que los factores que más perjudican la salud mental de los hombres son percibirse muy delgados y poco atractivos.
También comenta que la comunidad LGBT suele ser más propensa a tener enfermedades mentales debido a la presión y discriminación de la sociedad.
Los hombres gay suelen generar mayor estrés por encajar con la hombría y virilidad que se espera de ellos.
Algunos síntomas de padecer dismorfia corporal:
- Preocupación excesiva por un defecto que nadie más ve
- pensar que un defecto físico le resta valor como individuo
- Creer que los demás de burlan de la apariencia física
- Intentar esconder ese “defecto” con el cabello, maquillaje o ropa
- Compararse constantemente con los demás
- Dejar de realizar actividades cotidianas por la preocupación sobre ese “defecto”
Este padecimiento puede generar depresión y hasta pensamientos suicidas; por ello es importante tratarlo con ayuda profesional y buscar atención psicológica.