Expertos aseguran que los alimentos congelados y enlatados ofrecen cantidades similares de nutrientes a los frescos.
Los productos frescos sólo pueden perder valor nutricional de dos formas: cuando ha pasado ya demasiado tiempo desde su cosecha y durante el proceso de cocción.
Por ejemplo el brócoli o brécol, pierde todo su valor cuando pasa alrededor de 3 días en la despensa. Pero hay alimentos como las manzanas, zanahorias y naranjas, las cuales no pierden su valor a pesar del tiempo.
El peor detalle de los alimentos congelados, es que su sabor y textura cambian. Pero es un beneficio cuando no es temporada del producto, pues un alimento congelado puede mantener todo su valor nutricional.
Y es que las frutas y verduras son congeladas a temperaturas muy bajas justo después de que son recolectadas, evitando así que se pierda su valor.
Cuando se descongela el producto y se coce, este pierde pocos nutrientes a comparación del producto “fresco” que ya ha pasado días en los estantes y/o alacena.
Adicional a muchos alimentos congelados se les añade vitamina C para mantener su color, un beneficio extra sobre los frescos.
Algo similar pasa con los productos enlatados, que conservan sus nutrientes hasta que la lata vuelve a abrirse.