El cuerpo entero del hombre es susceptible de sentir placer. Sin embargo, algunas zonas concentran más terminaciones nerviosas que otras, y por lo tanto, al acariciarlas las sensaciones se intensifican. Ya todos conocemos las zonas obvias, pero aquí te contamos secretos que pocos conocen.
- Entre el labio inferior y la barbilla. Este pequeño espacio tan olvidado está lleno de receptores sensibles. Mientras lo besas succiona su labio inferior y acaricia con la punta de tu lengua debajo de su labio.
- La manzana de Adán. Esta es una zona sumamente sensible; no la desprecies. Sin embargo, no la acaricies o beses de más : después de un tiempo la sensibilidad decrece y hasta puede sentir que lo estas estrangulando un poco.
- La muñeca. Jamás te imaginarías que esta parte del cuerpo proporcionaría tan grande placer. Comienza por darle pequeños besos alrededor de ambas muñecas , y después rodéalas con tu lengua, sube lentamente hasta los hombros y verás como se derrite.
- El tobillo. Acarícialos y bésalos, sopla lentamente. Verás cómo se retuerce de placer.
- La nuca. No hay hombre que pueda resistirse a unos besos en la nuca. Y menos si después comienzas a bajar, y sigues bajando…
- Los pezones. Muchos hombres tienen poca sensibilidad en los pezones, y otros, mucha. ¿Por qué no lo averiguas por ti mismo? Puedes morderlos suavemente, colocarles hielo (con previo aviso) o simplemente besarlos. Lo más probable es que le guste.
- El lóbulo de la oreja. Es la zona erógena por excelencia. Puedes besarlo y morderlo suavemente mientras le susurras algo sucio al oído.
- Clavícula. La zona está llena de terminaciones nerviosas, por lo que si la muerdes o besas aumentarás muchisimo su excitación. Solo asegúrate de no causarle cosquillas.
- Interior de los muslos. Esta zona es sumamente sensible, así que aprovéchala. Explórala con caricias suaves y besos. Puedes empezar por los tobillos e ir subiendo hasta llegar aquí.