Son muchos urólogos los que han confesado que sus pacientes suelen llegar al consultorio con graves problemas testiculares que pudieron haberse evitado con un simple autoexamen. Así que no te pongas en riesgo, y mejor aprende cómo hacerlo.
Ejercicio 1
Toma uno de tus testículos con la yema de tus dedos medio, índice y pulgar y masajea suavemente en forma circular. Debes hacer lo mismo con el otro testículo. Pon atención a la sensación ¿hay alguna protuberancia? ¿dolor? Algunos urólogos les piden a sus pacientes que les digan si al hacer ese masaje tuvieron la sensación de tener dentro del testículo un estambre o hilo para saber si los conductos internos se encuentran en buen estado.
Ejercicio 2
Ponte de pie con las piernas ligeramente abiertas en “A” de modo que tus testículos tengan oportunidad de movilidad. Flexiona un poco las piernas y nuevamente, con los dedos medio, índice y pulgar; toma uno de tus testículos (después debes hacer lo mismo con el otro) y tira de él hacia abajo pasando el dedo pulgar de manera vertical por su circunferencia y luego de atrás hacia adelante para identificar de nuevo si hay protuberancias, dolor, o sensaciones extrañas. Ahora pon a trabajar ambas manos para hacer el mismo ejercicio. Pon mucha atención a las sensaciones que experimentes.
Ejercicio 3
De nuevo, con las piernas abiertas y de pie, vas a colocar únicamente los dedos medio e índice (de ambas manos) a cada lado de los testículos, y vas a pasarlos, recorriéndolos, desde ese punto hasta tus ingles. Otra vez presta mucha atención a las sensaciones.
Aunque sentir algo extraño durante los ejercicios no indique precisamente una enfermedad, es importante que si notaste algo extraño acudas al urólogo pronto. No olvides palpar también tu zona pélvica. Si te preocupa el cáncer de próstata puedes leer esto.