Erróneamente, muchas veces confundimos el concepto de fantasías sexuales con deseo sexual. Ambos están relacionados ya que se refieren al contexto sexual y a la mente, no obstante hay una gran diferencia entre fantasía y deseo.
La fantasía sexual son representaciones mentales, de forma voluntaria o involuntaria, que nos permite gozar de nuestra sexualidad libremente y que sólo uno mismo conoce.
En algunas ocasiones, nuestras fantasías sexuales podrían considerarse como algo tabú en la sociedad, violaciones, incesto, orgías, zoofilia, etc… Al tener fantasías uno puede ser todo lo creativo que quiera e imaginar situaciones que jamás nos atreveríamos a llevar a cabo en la vida real, pero son necesarias para liberarnos, evitar la monotonía y aliviar nuestras necesidades sexuales.
Ahí radica su diferencia con el deseo sexual. Mientras que la fantasía es una creación imaginaria, el deseo es la necesidad o impulso de realizar un acto sexual.
Mejor con un ejemplo: la violación imaginaria
Muchas personas, tanto mujeres como hombres, tienen la fantasía de ser violados. Obviamente, a estas personas que fantasean con ello, no les gustaría ir por un parque y que un grupo de desconocidos les forzaran y les violaran. Pero sí puede llevarse a cabo en la fantasía, porque el creador y director de la fantasía es uno mismo.
Tú eres quien decide qué te hacen y cómo lo hacen, tú decides cómo son las otras personas, consciente o inconscientemente, tú decides cada uno de los movimientos dentro de tu fantasía y por ello la ”supuesta violación” de la que hablamos no es tal.
Debido a la naturaleza e intimidad de las fantasías casi siempre evitamos compartirlas con la gente y las convertimos en un secreto, ya que pueden dar pie a juicios erróneos si la gente no entiende la naturaleza de las fantasías.
¿Por qué es bueno tener fantasías?
Las fantasías son nuestro propio estudio cinematográfico, donde guionizamos, dirigimos, interpretamos y realizamos nuestra creatividad, asumir roles que nunca nos atreveríamos y también convertir experiencias traumáticas en actos satisfactorios.
Aunque las fantasías forman parte de nuestro yo más oculto, a veces compartirlas sirve para poder conceptualizarlas y volverlas más reales. Esto puede ayudar a evitar la decepción cuando queramos llevar a practica una fantasía sexual.
Las fantasías son necesarias, enriquecen nuestras relaciones sexuales, nos ayudan a explorar y comprender nuestra sexualidad, aumentan el placer, evitan la rutina y encienden nuestro deseo sexual. Intentar bloquear nuestras fantasías sexuales, por miedo a confundirlas con el deseo sexual, por pudor, por juicios de valores, puede tener bastantes consecuencias negativas en nuestras vidas sexuales.
Al evitarlas, puede ocurrir que nuestro deseo sexual disminuya e incluso llegue a desaparecer, si este es tu caso, sería aconsejable que buscaras apoyo en profesionales de la sexología para poder tener una vida sexual pena y satisfactoria