‘Las mujeres transgénero en los baños públicos somos como las arañas. Las personas nos dan mucho más miedo del que les provocamos y nos pueden hacer más daño del que nosotras les podemos hacer a ellas‘ escribe Mari Brighe, quien decidió compartir su experiencia en el uso de baños públicos. Y aunque la analogía que utiliza para contarnos su punto de vista puede resultar cómica, la vivencia no lo es tanto.
Lo que para la mayoría de las personas es una actividad tan simple que la realizamos de manera prácticamente inconsciente, para una mujer trans se puede convertir en una pesadilla gracias a los señalamientos indiscretos, miradas curiosas y hasta actitudes agresivas de parte de algunas usuarias que se cruzan con ellas en los baños públicos.
Y es que aunque intenten evitar la incómoda visita a estos lugares, el tratamiento que en su gran mayoría toman para bloquear la producción de testosterona, tiene potentes propiedades diuréticas que las hace ir al baño más de diez veces al día, lo que las hace tener que acudir a baños públicos con una frecuencia nada satisfactoria para ellas.
Para empeorar las cosas, la relación entre las personas transgénero y los baños públicos siempre ha sido un tema de debate. Existen quienes creen que deberían tener su propio espacio y aún cuando algunas de estas personas lo sugieren desde un discurso discriminatorio, hay quienes piensan en la comodidad de las usuarias, como el ex presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien en su momento propuso que en las escuelas hubieran baños específicos para los niños trans, debido al acoso escolar del que suelen ser víctimas.
En todo caso, orinar lo hacemos todos, así que deberíamos dejar de darle importancia a asuntos tan básicos y ser más empáticos con quienes no tienen las cosas tan sencillas como nosotros.