De manera consciente o no, la mayoría de las personas ha discriminado y ha sido discriminada en algún momento. Por su estatura, por su tono de piel, por su origen étnico, nivel económico y casi por cualquier cosa que nos podamos imaginar.
Paradójicamente, los conceptos de belleza gay y belleza heterosexual no son muy distantes entre sí, pues tienen en común el rechazo a quienes consideran menos atractivos que ellos.
Los estereotipos de belleza gay también responden a hombres altos, blancos, barbados y varoniles que ‘no por ser gays’ tienen que lucir delicados, pues adoptar conductas femeninas no haría más que denigrar la homosexualidad.
Y aguas si además de ‘afeminado’ tienes unos kilitos de más, ni sueñes con ponerte la ropa que está en tendencia o de ligarte al más guapo de la fiesta, mucho menos imagines que puedes tener una relación estable ‘a nadie le gustan los gordos’, por eso los prejuicios de la belleza gay señalan que un hombre para conseguir una pareja debe ser atlético sino prepárate para escuchar como otros gays te critican por tu apariencia diciéndote ‘cerda’, ‘gorda’ o ‘puerca’.
Pareciera que la belleza para ser considerada como tal debe asemejarse con lo que vemos en las revistas de moda y es justo el motivo por el que con frecuencia escuchamos sobre gays que cayeron en la anorexia, en la bulimia o que simplemente fingen no ser quienes son en realidad. ¡Basta de estereotipos!