A pesar de que estamos en la peor parte del verano los jardines que están a las afueras de Entebbe lucen frescos y verdes. Privilegios de estar en la orilla del segundo lago más grande del planeta. El sábado, además de brillar en todo su esplendor natural, los jardines rugían al son de las demandas LGTB.
La celebración del cuarto Pride de Uganda tuvo el sábado su broche de oro con una marcha que ha podido desarrollarse sin ningún tipo de incidentes y que ha conseguido ser la más numerosa de las cuatro orgullosas ediciones que se han celebrado en uno de los países del planeta que es más beligerante con el colectivo.
Uganda es uno de los países más conservadores de todo el centro de África. Al igual que sus vecinos ruandeses y somalíes, el país es un páramo desolado en todos los sentidos: su árido paísaje se mimetiza a la perfección con una legislación que hace difícil la supervivencia.
El endémico problema de Uganda con el colectivo LGTB ha aumentado con la deriva LGTBfóbica que ha tomado el gobierno de Museveni. El golpista que tras 20 años en el poder en 2006 permitió las primeras elecciones democráticas del país, resueltas con un indisimulado pucherazo, lleva años dando la espalda al mundo y recrudeciendo la legislación contra la comunidad.
Alzando la voz
Sin embargo, el sábado no había lugar para la represión a la que somete el gobierno ugandés al colectivo. El sábado no se escuchaba la voz del odio, de la sinrazón y de la violencia sino una voz mucho más dulce, cercana a la concordia y con sabor a orgullo y dignidad.
Además de en Entebbe, este año también se han celebrado eventos en Kampala, la capital del país, incluyendo la elección de Mister y Miss Pride, en lo que es una clara señal de que los miembros de la comunidad LGTB de Uganda están dando grandes pasos en cuanto a cuestiones de visibilidad y normalización.
La marcha consiguió reunir a varios centenares de activistas que mostraron un espíritu jovial pero no se olvidaron en ningún momento de los motivos que les habían llevado hasta ahí. Los asistentes que atendieron a los medios, Kuchu Times se encargó de recoger una buena parte de testimonios, lo tienen bien claro: quieren cambiar al país trabajando desde dentro.
Un nuevo acto de concienciación y de desafío al odio que se escupe desde las instancias gubernamentales. Toda una declaración de intenciones de la comunidad LGTB ugandesa que vuelve a alzar la voz contra la LGTBfobia.