‘Big Eyes’, la última película de Tim Burton que se estrena en todo el mundo el próximo 25 de diciembre, narrará la batalla legal de la pintora estadounidense Margaret Keane, interpretada por Amy Adams, para reafrimar la autoría de sus cuadros.
No deja de ser lógico. Así como la fotografía invitó a la pintura a investigar nuevos lenguajes, la conquista y el reconocimiento de derechos de las minorías etnicas, de la mujer, del colectivo LGTB, han abierto nuevas formas de ver el mundo y han provocado las lógicas críticas a aquellos autores denominados como ”dead white males” (hombres blancos muertos).
En otras producciones artísticas la situación es similar. A lo largo de la historia del arte muchas mujeres han sido silenciadas, el arte en femenino se ha visto sin aire ante el peso y la omnipresencia de la heteronormatividad.
Tim Burton no ha tenido que irse demasiado lejos para narrar una historia en la que se reivindica el arte en femenino, puesto que la pintora en la que se basa su nuevo proyecto es una artista contemporánea.
‘Big Eyes’ relata la historia real de la artista Margaret Keane, la famosa artista que pintaba cuadros de niños con los ojos enormes en los años 50 y 60. Sus pinturas no son comprendidas de manera inmediata, pero con el tiempo empiezan a convertirse en algo popular y, sobre todo, muy rentable.
Para desgracia de Margaret, su marido Walter afirma ser el autor de los cuadros y lo justifica afirmando que las mujeres pintoras no triunfan, pero firmando como ‘Keane, apellido de ambos, para calmar a su mujer. La película sigue el crecimiento de Margaret como artista y la batalla legal contra su marido.