Te explicamos qué son y qué ventajas representan
La inmunología se encarga del estudio del sistema inmunológico en todas sus áreas. Entre ellas se encuentra la vacunología, el campo de estudio y desarrollo de las vacunas. Ya sea una vacuna diseñada para prevenir una infección por virus o bacteria, tiene como objetivo preparar a nuestro sistema inmunológico para defenderse del patógeno, en el caso que entrara en contacto.
¿Qué es una vacuna esterilizante?
Hoy en día disponemos de varios tipos de vacunas que pueden ser clasificadas según qué diseño presentan. Por otro lado, también se pueden evaluar según tipo de respuesta inmune que provoque en nuestro organismo. Así pues, encontramos vacunas que ayudan a eliminar una infección actual o que otorgan protección para el futuro a corto, medio o largo plazo.
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Lo ideal sería que todas las vacunas otorgaran una ‘inmunidad‘ a largo plazo. Es decir, que el sistema inmunológico fuera entrenado para reconocer y reaccionar con rapidez ante un patógeno (o varios) desde que se recibe la vacuna durante el resto de nuestra vida. Este sería un ejemplo de vacuna efectiva a largo plazo.
Incluso si una vacuna es efectiva para protegernos de una enfermedad, puede que la memoria sólo dure unos meses o años, y sea necesario recibir una dosis de recuerdo o refuerzo para refrescarle la memoria a nuestras defensas. Esto depende de muchos factores, como el tipo de vacuna o de patógeno.
Aunque todas las vacunas tienen el mismo objetivo, todos estos factores generan diferentes niveles de efectividad al protegernos. Dentro de las vacunas que funcionan a largo plazo porque generan una respuesta inmune de memoria, la mejor opción es aquella que genera una “inmunidad esterilizante“.
¿Qué es la inmunidad esterilizante?
Este término se conoce como un proceso natural por el cual, tras una infección natural o una vacunación, el sistema inmunológico no sólo genera protección a largo plazo de la enfermedad, sino que puede evitar incluso la infección. En algunas ocasiones, podemos sufrir infecciones asintomáticas, porque no presentamos síntomas visibles.
Sin embargo, puede que la infección siga teniendo lugar a nivel celular, pero como el sistema inmunológico está preparado, no se esparce por el cuerpo ni genera una respuesta proinflamatoria descontrolada.
Una inmunidad esterilizante no sólo previene de los síntomas y la infección, sino que además evita el contagio porque el patógeno queda completamente neutralizado. En el desarrollo de vacunas, esta es la más importante, aunque no es tan sencillo de obtener.
¿Existe de verdad la inmunidad esterilizante?
Cada vez hay más conocimientos sobre la interacción que tiene lugar cuando un patógeno infecta nuestras células. Los virus y bacterias tienen diversos mecanismos de infección y a través de años de evolución, algunos de ellos se han convertido en especialistas del siglo.
Estos microorganismos sigilosos disponen de mecanismos por los que infectan células sin activar una respuesta proinflamatoria por parte del organismo. Así, utilizan la maquinaria celular nuestra para reproducirse de forma controlada y silenciosa. Sólo cuando la infección está avanzada, puede que aparezcan los síntomas, pero el patógeno ya está listo para contagiar al siguiente hospedador.
La ausencia de síntomas dificulta la tarea de confirmar si existe una infección en un momento concreto sin una sospecha previa. Debido a este mecanismo conocido, algunos expertos en el campo de la inmunología y microbiología, se preguntan si la inmunidad esterilizante realmente existe.
El conocido ejemplo de la vacuna contra el sarampión, que causó la erradicación casi completa en muchas poblaciones, se ha utilizado como ejemplo de vacuna esterilizante. Sin embargo, ahora disponemos de unas técnicas de detección de infección mucho más sofisticadas que antes. Aunque son poco frecuentes, hoy en día se puede detectar de forma regular algunos casos de sarampión.
No es descabellado suponer que la inmunidad natural pueda ocurrir de manera puntual y natural varias veces a lo largo de nuestra vida. Es un escenario en donde ha habido una infección previa o una vacunación, ante una carga baja del patógeno, disponer de las herramientas necesarias para eliminar la amenaza sin dar opción a que infecte. Sin embargo, puede que sea más anecdótico que rutinario.
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Autor: I.S. con información de Muy Interesante