A sus treinta años, Ana se siente más que desilusionada en sus relaciones amorosas, quizá por no poder evitar ser demasiado romántica, soñadora y confiada.
A su alrededor tiene a sus amigas Pato y Mara, cuya relación sufre continuos altibajos; a Flor, la chica de rompe y rasga que ‘nunca dice no’; a su hermano Martín, a quien quiere con locura y pronto deberá aprender a compartir con su nueva novia -cosa que como comprobaréis no comienza nada sencillo-. A ellos se les une Darío, el recepcionista gay de la productora en la que trabaja, que siempre parece tener un momento para reforzar su complicidad y confianza con Ana.
Este es el planteamiento de la serie argentina ‘Plan V’ -de vagina, además de que el ser lesbiana no suele identificarse con el plan ‘A’ ni el ‘B’ de una mujer-, el proyecto que nació de la necesidad de Lorena Romanín, Sofía Wilhemi y Maruja Bustamante de llevar a cabo una serie sobre el colectivo, que ‘tomara las ideas que hay en el imaginario popular sobre las lesbianas (…) para apoyarse muchas veces en ellas y otras, para destruirlas’. A continuación os acercamos su primer capítulo: