Artistas del mundo del espectáculo como Beyoncé, Jennifer Garner o Jane Lynch, la diseñadora de moda belga Diane Von Fürstenberg, la ex Secretaria de Estado de los Estados Unidos Condoleezza Rice, Anna María Chávez, CEO de ‘Girl Scouts of the USA’ o Sheryl Sandberg, una de las mujeres más influyentes en el mundo de los negocios, ponen voz y cara a una de las campañas feministas del momento.
Os preguntaréis qué tienen en común todas ellas. Pues bien, un sueño más grande del que un día, siendo unas crías, podrían haber tenido. Todas ellas han luchado y peleado con uñas y dientes para llegar a los puestos más altos en sus respectivas carreras. Con esfuerzo y sacrificio, han demostrado que son las mejores y que pueden valerse por sí mismas al igual que cualquier hombre.
Son unas jefas. Son las jefas. Han trabajado mucho para alcanzar la cima, y no quieren que ese puesto sea empañado por ningún tinte de prominente machismo.
Por ello, han decidido formar parte de la campaña ‘Ban Bossy’, para concienciar a la sociedad de que ya es hora de crecer un poco más, dar el paso de reconocer el valor del trabajo de la mujer para llegar a situarse en altos cargos directivos, sin tener que pedir ni permiso ni perdón por ello.
Las palabras importan
A menudo, muchos hombres aprovechan la más mínima ocasión para despreciar la manera de trabajar de sus superiores femeninas criticando su forma de dar órdenes. Consciente o inconscientemente, tratan de desmotivar a esa mujer que ha presentado sus credenciales para llevar a cabo esas tareas de mando.
Ya es hora de que dejen de existir las diferencias entre un jefe varón y una jefa mujer. Por eso es importante que desaparezcan los matices, comenzando por nuestro vocabulario, porque las palabras sí que importan.
‘No soy mandona, soy la jefa’, señalan en el video. Esto serviría, además, para alentar a las niñas de hoy en día a no amedrentarse ante un compañero del sexo opuesto. ‘Sé valiente, sé tú misma’, afirma la cantante Beyoncé en la campaña. Las mujeres del futuro tienen que recoger el testigo y ser ambiciosas, porque ya no tienen por qué existir límites en el ambiente laboral. No eres una marimandona, ni una sabelotodo: eres la jefa.