A pesar de que la pareja llevaba un largo camino recorrido juntas, a pesar de que Navratilova pidiera la mano de Lemigova este verano y ante miles de testigos (un acto que rozó tanto el ridículo que solo puede significar que hay amor detrás), a pesar de que tarde o temprano tenía que llegar este día… El enlace entre una de las mejores tenistas de la historia y la Miss URSS de 1990 ha pillado a todo el mundo por sorpresa.
Así que hoy hablar del lado más amable del amor. En Nueva York, en una ceremonia en la que solo estaban presentes sus círculos más cercanos y en una celebración más que íntima -solo rota por la breve entrevista que han concedido – la pareja ha decidido formalizar su amor a través del matrimonio.
La tenista nacida en el corazón de Praga y que también posee la nacionalidad estadounidense no ha podido ocultar su alegría, aunque también ha confesado sentir algo de extrañeza:
Ha sido algo realmente raro. Con más de 50 años me caso por primera vez. Al haber crecido como una mujer gay nunca piensas que algo así vaya a suceder. Sin embargo, hace 10 años se aprobó el matrimonio homosexual y aquí estamos’.
Eso sí, Navratilova que desde que dejó las pistas de tenis se ha convertido en uno de los rostros que más visibles (y activos) del colectivo LGTB, no quiso dejar pasar la oportunidad y aprovechó la mediática entrevista para mandar un mensaje en clave activista:
Todavía hay miedo de salir del armario en el mundo deportivo, especialmente entre los hombres’.