‘Let my people go!’: Trapos sucios sí… pero en familia

Ficha Técnica

Dirección: Mikael Buch

Guión: Mikael Buch, Christophe Honoré

Dirección de fotografía: Céline Dozon

Música: Éric Neveux

Nacionalidad: Franco-finlandesa

Reparto: Nicolas Maury, Carmen Maura, Jean-François Stévenin, Amira Casar, Clément Sibony, Jarkko Niemi, Jonathan Sadoun, Jean-Luc Bideau, Aurore Clément, Kari Väänänen

Duración: 91 minutos

Calificación: 7,5 / 10

¿De qué va?

Para Mikeal Buch su estreno en el mundo del largometraje supone sacar a flote todas sus obsesiones. Como ha indicado en diversas entrevistas, el cineasta ha utilizado el lenguaje de la comedia para hablar de una forma elegante de si mismo y de lo que le rodea: el judaísmo, las tribulaciones familiares, las relaciones de pareja y la aceptación de la homosexualidad.

Ruben -Nicolas Maury- no es precisamente la pareja ideal: empresario frustrado y de escasa iniciativa, amante egoísta y mentiroso por naturaleza. A pesar de viajar a Finlandia para montar una empresa, Ruben ha terminado trabajando como cartero en una pequeña localidad rodeada de naturaleza mientras deja pasar los días junto a su pareja, Teemu -Jarkko Niemi- un joven finlandés de carácter frontalmente opuesto.

La relación de ambos se ve sacudida tras una alocada historia laboral por la que Ruben consigue 199.980 Euros y deja un muerto en mitad de la acera. ¿Realidad?, ¿Ficción?… Teemu decide romper la relación y Ruben regresa a París en las fiestas de la Pascua Judía.

Una vez que descubrimos a la familia de Ruben todo encaja. Y es que la familia que respira -ríe y llora- detrás de la foto es de lo más excéntrica posible.

Una madre -Carmen Maura- entrañable, cariñosa, pero con teorías tan locas como la que desvela en una conversación con su hijo: ‘’Eres homosexual, yo soy homosexual, todos somos homosexuales….hasta que conoces a una buena persona del otro sexo y entonces te casas en una Sinagoga’’, un padre (Jean-François Stévenin) del que nadie sabe nada y que lleva una doble vida desde hace dos décadas, un hermano (Clément Sibony) que se cree un Ranger del ejército de EEUU y una hermana (Amira Casar) que está casada con un goy –un no judío- y que para mayor desgracia familiar es una vieja gloria de las telenovelas.

Mientras trata de sobrevivir a una familia de lo más peculiar, Ruben tendrá que empezar el viaje más difícil de todos, aquel que hacemos hacia el interior de nuestro corazón

Vídeo: Tráiler de ‘Let My People Go!’

Sabías que…

  1. Esta no es la primera incursión de Carmen Maura en el cine francés. De hecho la actriz madrileña ha encontrado en Francia su segunda casa, tanto es así que en el año 2010 recibió el Premio César de la Academia Francesa de Cine a la Mejor Actriz Secundaria por su papel en la película ‘Las chicas de la sexta planta’.
  2. ‘Let my people go!’ es la primera película de Mikael Buch, un cineasta francoalemán pero con mucha relación con nuestro país, puesto que fue criado en España.
  3. La cinta entera ha sido grabada en dos localizaciones: Helsinki y París.
  4. Nicolas Maury y Mikael Buch se están convirtiendo en imprescindibles el uno para el otro. Esta supone la tercera colaboración entre el director y el actor, que también ha protagonizado dos cortos firmados por el cineasta francés.
  5. El filme ha acudido a varios festivales de donde ha salido bastante bien parada. De hecho se consiguió alzar con El Premio del Público a la Mejor Comedia en el QFestival de Filadelfia y con el Premio a la Mejor Película en el QFestival de Ashville.

Lo mejor…

  1. Carcajadas en estéreo. Mikael Buch ha conseguido trazar un retrato de una familia absolutamente demencial. Quizá por su origen judío, el protagonista recuerda algunos alter egos creados por Woody Allen, sin embargo, las situaciones familiares son más almodovarianas. Apoyado en un guión inteligente (que no intelectual) la película además ofrece gags visuales muy divertidos, y, como no podía ser de otra manera, algún que otro guiño de complicidad a la comunidad LGTB… vamos, que hay humor para todos los gustos.
  2. Carmen Maura. Sin desmerecer el trabajo del resto del reparto, hay que señalar a la más francesa de todas nuestras actrices como la más destacada en el aspecto dramático. La madrileña consigue proyectar en un personaje la síntesis de todas las madres del mundo: comprensiva, trabajadora, algo loca…y entregada a su familia.
  3. Secundarios hilarantes. Los personajes que complementan la historia y la aparición de escenas puntuales surrealistas contribuyen a que una historia de tintes dramáticos termine desembocando en el mundo de la comedia. Entre ellos destacan poderosamente dos: el tío millonario de Ruben que cree saberlo todo -cuando en realidad no se entera de nada- y la madre de Tamuu, una finlandesa con pinta de sustituir el azúcar del café por unas cuantas pastillas de Prozac bien machacaditas.
  4. Escenas de culto instantáneo. De entre las varias escenas que pueden pasar a formar parte del imaginario del colectivo LGTB hay dos que sobresale del resto. 

Lo peor…

  1. A pesar de tener un par de escenas dramáticas de gran intensidad, la película se mueve mejor en un plano cómico superficial que en un plano profundo.
  2. El final de la película resulta un poco -demasiado- previsible.