La bandera arco iris ondea en la clausura del Festival LGTB de San Petersburgo

La edición de este año del Festival LGTB de San Petersburgo no ha sido precisamente plácida. La muestra ha tenido que esquivar la pérfida ley contra la propaganda gay (lo que ha obligado a acotar el festival a un público exclusivamente mayor de 18 años), ha sobrevivido a la falta de ayudas públicas y en sus últimas jornadas ha tenido que obviar constantes amenazas de bomba que han intentado sabotear las distintas proyecciones programadas.

Desde la primera jornada de la muestra, el día de la clausura estaba marcado en todos los calendarios por su repercusión mediática; tanto entre los colectivos LGTB como por las autoridades rusas. 

La asistencia de un director internacional como Gus Van Sant en una jornada en la que se iba a proyectar ‘Harvey Milk’ y posteriormente se iba a proceder a realizar un debate sobre los avances del colectivo en las últimas décadas, convertían a la última jornada en la referencia de toda la muestra.

Y la noche no defraudó. Una, dos, tres…hasta cuatro amenazas de bomba recibió el acto. Sin embargo, el director, el guionista de la película (Dustin Lance Black), el productor (Bruce Cohen) y los espectadores al evento cinematográfico realizaron un acto de valentía digno de aplaudir y resistieron las amenazas que querían boicotear el acto, para terminar la noche desplegando una bandera arco iris en un momento cargado de sensibilidad, pero también de fuerza, de resistencia.

La bandera, estaba tejida a mano por Gilbert Baker, el creador de este símbolo, y fue regalada a la organizción del festival al terminar el mismo. El trío de cineastas ha fundado la iniciativa Uprising Love con el que buscan concienciar a la industria del cine estadounidense de la necesidad de apoyar a la población LGBT en Rusia.

Tráiler: ‘Mi nombre es Harvey Milk’