La Acadèmia quiere reconocer a Pons, con el Premio Gaudí d’Honor – Miquel Porter 2015, una vida dedicada al cine desde todos los ámbitos, presente en iniciativas como la reciente reapertura de los Cinemes Texas -junto a Ricard Almazán y Àngels Gelabert- y las 25 películas de su currículum, que lo consolidan como el director más prolífico del cine catalán, según han descrito.
El director entra, después cerca de 40 años tras la cámara, en el club honorífico del que forman parte Jaime Camino, Josep Maria Forn, Jordi Dauder, Pere Portabella, Montserrat Carulla y Julieta Serrano.
Ventura Pons es uno de los directores patrios más presente en festivales internacionales, ha sido vicepresidente de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España y ha recibido, entre otros premios, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, la Creu de Sant Jordi de la Generalitat y, recientemente, el Premio Andalesgai de Honor 2014, en Sevilla.
Una trayectoria indivisible del colectivo LGTB
Tras dos décadas dedicadas al teatro, Ventura Pons decidió pasarse al mundo del cine y lo hizo creando un gran revuelo.
‘Ocaña, un retrato intermitente’, su primer largo, es un documental sobre la vida del artista y sobre los peligros de pertenecer a la comunidad LGTB en una etapa (la España post-franquista) donde todavía se seguía utilizando la infame ley de peligrosidad social.
Su última película, ‘Ignasi M’, es una lección vital. El documental sobre este museólogo que narra de manera única como es su día a día con el VIH es todo un ejercicio de normalización de la enfermedad y nos enseña (a través de un sano sentido del humor) que hay que vivir sin miedos.
Entre los dos documentales hay 35 años de carrera y 25 títulos (el director catalán más prolífico de la historia) en los que nos ha mostrado que las historias que se salen de los patrones de la heteronormatividad para acercarse al terreno de lo diferente resultan necesarias en el cine.