El 23 de febrero del 2014, Jason Collins entraba en la historia del deporte. Su regreso a las canchas tras declarar pública su homosexualidad le convirtieron en el primer jugador abiertamente gay de las grandes ligas norteamericanas.
Desde ese día, el nombre de este pívot se ha instalado junto al de Jackie Robinson (primer jugador negro en jugar en la Liga Profesional de Beisbol), Charlotte Cooper (primera campeona olímpica en tenis), Gareth Thomas (el hombre que ha abierto la puerta de la homosexualidad en el rugby), Hélène Van Zuylen (primera deportista abiertamente lesbiana y primera mujer en el mundo del automovilismo)…nombres que trascienden más allá de lo meramente deportivo.
Activismo en las canchas
Desde su regreso a las canchas, Jason Collins ha mostrado un compromiso absoluto con el colectivo LGTB. De hecho, el número que eligió para su regreso tenía una gran conexión con la comunidad: se trata del ’98’, dorsal que eligió para realizar un homenaje a Matthew Sheppard, que sufrió un asesinato de caracter homofóbico en 1998.
En la entrevista concedida a ‘Sports Illustrated’, Jason Collins ha indicado que tras dejar el baloncesto quiere continuar con su labor como activista:
Continuaré alentando a los demás a que vivan una vida auténtica. Mi esperanza es que cada uno alcance ese día cuando dé un paso adelante y revele su verdad en sus propios términos’
En este sentido, Collins ya lleva varios meses participando en varios proyectos. Junto a Martina Navratilova acudió a la ONU para reclamar mayor criterio a la FIFA y el COI por elegir a Rusia y Catar como sedes de sus próximos eventos, acompañó a Michelle Obama en el pasado discurso sobre el Estado de la Unión, y la administración Obama ya ha confirmado que tendrá un puesto dentro de su gabinete.
Un ejemplo a seguir
Collins ha querido ampliar su discurso y también se ha referido a la falta de jugadores homosexuales en otras grandes ligas norteamericanas como la NFL o la NHL:
Todos los deportes profesionales los tienen. Conozco a algunos de ellos personalmente, pero reconozco que todavía no es el momento para salir libremente del armario sin que sea un gran problema. Un atleta profesional gay sigue forzado a vivir en el miedo de que será rechazado por sus compañeros o marginado por los tabloides y por lo tanto a ocultar su verdadero yo”.
Tras el anuncio de su retirada, las reacciones han corrido como la pólvora. La gente ha querido aplaudir la valentía de un jugador que pese a no ser una estrella del baloncesto sí que se ha convertido en una referencia para toda una comunidad. Las palabras de Chad Griffin, presidente de Human Rights Watch, resumen a la perfección el sentir general:
Toda la comunidad LGBT está profundamente agradecido por el coraje pionero Jason Collins. La jubilación no es el final, es el comienzo de un nuevo viaje. Debido a su valor, y el valor de otros a atletas como Billie Jean King, Sam Michael, Martina Navratilova, Kye Allums y Brittney Griner, los jóvenes LGBT tienen ahora sus propios ídolos en los que fijarse”.