China es uno de los países del mundo donde más se evidencian las contradicciones de la tradición con los cambios sociales. La nación con más usuarios de Internet (22% de los usuarios globales) y con el crecimiento más vertiginoso de población conectada a la web también es el país que más censura los contenidos de la Red.
Pekín ha creado un gigantesco cortafuegos para bloquear contenidos, incluidas las páginas de información extranjeras y se calcula que a diario dos millones de censores controlan Internet y la actividad de los usuarios.
La situación de la comunidad LGTB confirma el disparate de intentar analizar los paradigmas sociales bajo la mirada de unos hábitos milenarios. Se calcula que en la actualidad hay unos 20 millones de hombres y mujeres que pertenecen al colectivo LGTB y el 80% de ellos están llevando a cabo matrimonio de conveniencia.
La cinta ‘Inside the chinese closet’ se acerca a esta cuestión a través de la figura de Andy y Cherry, un chico gay y una chica lesbiana que están buscando una pareja con la que establecer esta unión de heteroconveniencia.
En la cinta, los protagonistas asisten a una convención matrimonial donde los hombres y mujeres negocian abiertamente sus términos para el matrimonio: libertad de tener su propia pareja del mismo sexo, posibilidad de vivir por separado, posibilidad de tener vástagos…
Y es que en China, este tipo de uniones se conocen como xinghun, algo así como matrimonio cooperativo. Una unión que se convierte en la única vía para que los miembros de la comunidad LGTB china puedan cumplir con su deber filial de continuar con el nombre familiar, así como para conseguir esquivar los estigmas sociales que perviven en esta sociedad.