‘Inch’Allah’: un viaje al corazón de la terrible rutina del conflicto palestino-israelí

Director: Anaïs Barbeau-Lavalette Guión:Anaïs Barbeau-Lavalette Música: Lévon Minassian Fotografía: Philippe Lavalette Reparto: Evelyne Brochu, Sabrina Ouazani, Sivan Levy, Yousef ‘Joe’ Sweid, Hammoudeh Alkarmi, Zorah Benali, Carlo Brandt, Marie-Thérèse Fortin, Ahmad Massad, Yoav Donat Calificación: 7,25 Estreno: 7 de junio de 2013

¿De qué va?

La directora canadiense Anaïs Barbeau-Lavalette se ha servido del espíritu crítico mostrado en sus trabajos documentales para adentrarnos en el conflicto palestino-israelí.

La historia se centra en Chloé (Evelyne Brochu) una joven médico que trabaja en un centro de refugiados de Cisjordania atendiendo a mujeres embarazadas.

La joven canadiense vive una rutina de constantes contradicciones. Vive en el lado judío de la ciudad, cada día tiene que cruzar los checkpoints para acceder al lado de los refugiados, entabla una bonita amistad con una palestina que está cerca de dar a luz (Rand -Sabrina Ouazani-) y de una soldado de los puntos de control (Sivan Levy) y trata de mantenerse al margen del conflicto que lleva décadas enquistado en la región.

Sin embargo, el muro personal levantado por la doctora comienza a desmoronarse y Chloé terminará tomando partido en el conflicto..

Sabías que…

1. El termino Inch’Allah se utiliza frecuentemente en paises islámicos y se podría traducir como ‘Si Alá quiere’. Desde hace siglos se utiliza este termino, tanto es así que países con pasado musulmán recogen este concepto. En castellano la expresión ‘ojalá’ deriva del árabe.

2.
Se podría decir que esta es una película familiar puesto que el director de cámara (y autor del rodaje cámara en mano) es el padre de la directora, Philippe Lavalette.

3. La película ha cosechado premios en diversos festivales. El galardón más prestigioso ha sido el conseguido en el pasado Festival de Berlín donde se alzó con el Premio de la Crítica.

Ver tráiler – ‘Inch’Allah’

Lo mejor..

1. Un ambiente orwelliano. Anaïs Barbeau-Lavalette consigue que el espectador pueda sentir y compartir la congoja e inquietud de los habitantes de esta zona tan conflictiva. La canadiense acierta al mostrarnos un ambiente a punto de explotar, a un grupo de habitantes marcados por las desigualdades sociales y que pueden estallar -literalmente- en cualquier momento.

2. Película de actrices. Tres actrices llevan el peso dramático de la historia y las tres firman grandes actuaciones. Evelyne Bronchu consigue mostrarnos la angustía interior sin necesidad de hablar, Sabrina Oauzani llena la pantalla de vitalidad y Sivan Levy resulta más que creíble en su papel de soldado fronterizo.

3. Bofetada a occidente. La cinta se encarga de desmontar cualquier teoría de la superioridad moral de occidente. De hecho, uno de los objetivos de la historia es el de criticar la hipocresía de los países supuestamente desarrollados que se empeñan en ejercer de jueces del planeta.

4. Ausencia de maniqueismos. La cinta nos muestra un problema que lleva enquistado en Oriente Medio más de cuatro décadas y lo hace a cara descubierta. La cinta no nos ofrece soluciones simplistas, sino que trata de mostrarnos una situación terrorífica de la manera más objteiva posible.

5. Ningún muerto en pantalla. La exquisita sensibilidad de la directora canadiense demuestra que se puede denunciar un conflicto y mostrar una situación extrema que termina envolviendo al espectador en una inconsolable angustia sin la necesidad de mostrar los detalles más macabros.

Lo peor..

1. Falta de fluidez. La película no es que sea lenta sino que en momentos carece del ritmo adecuado. La directora nos cuenta una historia en diferentes planos (unos más intimistas y otros más descriptivos) que no terminan de cuadrar como el resto de la cinta.

2. No termina de definirse. Al igual que la protagonista, la película no termina de definir sus objetivos y su discurso queda un poco disperso entre tantos objetivos