No nos vamos engañar, a pesar de que nos sentimos más que cómodxs en el lado opuesto de los que van dictando sentencias morales y que somos mucho más partidarios de lo relativo que de lo absoluto, es innegable que hay malas y buenas ideas.
Una idea desastrosa la ha tenido la BBC Sports al nominar como personalidad del año a Tyson Fury, nuevo campeón del mundo del peso pesado de boxeo que ha comparado la homosexualidad con la pedofilia, una idea de esas que lo mejor que se puede hacer con ellas es olvidarla, como los descartes de los álbumes de las Spice Girls.
Como ejemplo contrario tenemos la progresiva liberación del colectivo LGTB en el mundo de los videojuegos. Iniciativas individuales, técnicas y en forma de comunidad (hay que destacar el un punto de encuentro LGTBQ para todxs lxs jugonxs de habla hispana que supone Gaymer.es) están consiguiendo cambiar los paradigmas de los universos gracias a unas armas tan sencillas como pontentes: difusión, normalización y visibilización de la Diversidad.
El fenómeno de las convenciones
Si hay algo que le gusta a un geek más que descubrir secretos guardados en las pantallas del Zelda son las convenciones. Lugares donde se comparten aficiones con total y absoluta libertad, donde pueden conocer a alguno de sus ídolos y donde pueden competir contra otrxs usuarixs pueden intercambiar experiencias.
Si en EEUU la Gaymer X (convención enfocada al público LGTB) celebrará en diciembre su tercera edición, hay que decir que l*s fans antípodas de los vídeojuegos están de enhorabuena puesto que este evento saldrá por primera vez del país de las barras y estrellas para aterrizar en la isla más grande del planeta.
La convención ha superado todos los objetivos que se habían marcado a través del crowdfunding (un total de 55.000 dólares) y el evento ya ha confirmado las fechas de su celebración: 27 y 28 de febrero, coincidiendo con el Sydney Gay & Lesbian Mardi Gras.
Así pues nos encontramos ante la primera convención queer de videojuegos que se celebrará en Australia. Un espacio único, para jugadores, frikis, la comunidad LGTB y aliados de todos los colores. Dos días para reunirse en un ambiente de concordia y con independencia de la identidad de género u orientación sexual de cada unx.
Un evento que sirve para seguir explorando el lado queer de la cultura del videojuego y la presencia LGBTQ en una de las industrias de ocio que más dinero mueve. Hay un largo camino por delante y un montón de aspectos que necesitan desesperadamente una mejora, pero el universo de los videojuegos está madurando y parece que el respeto entre todxs lxs jugonxs está más cerca.