‘Germinal’: La revolución obrera también se canta

Se nota que mi acompañante no es de Madrid por el lugar donde hemos quedado: el oso y el madroño. Estoy tan poco acostumbrado a llegar pronto que disfruto de mi victoria sobre la impuntualidad como si fuese un sindicalista en una huelga general. Me relamo de tal manera que no me importa esperar y convertirme en un extra más de las fotos que los turistas toman sin parar.

A mi acompañante le ocurre lo mismo, pero a la inversa. Tiene la fea costumbre de ser escrupulosamente puntual y al sentir que las agujas del reloj le dan patadas en el culo llega con la lengua fuera y con la misma cara que la patronal al anunciar una nueva reforma laboral en nuestro país… con más miedo que vergüenza.

Cruzamos disculpas, sonrisas, chascarrillos y miradas. Nos encaminamos hacia el Teatro de la Luz Philips Gran Vía y mientras andamos las chispas consiguen transformar un atardecer más en un poema de baldosas consonantes y colores pastel. 

La sirena que anuncia el comienzo de la obra se chiva cuando llegamos al teatro y no tenemos tiempo ni para disfrutar de la suntuosa decoración modernista que se abre ante nuestros ojos. Tampoco importa. Se alza el telón y los primeros compases que suenan consiguen hacerse un hueco privilegiado en nuestro corazón. 

Con ‘Germinal’ vivimos una historia de amor y pasión desde la primera nota. La obra escrita por Iván Macías y Félix Amador se basa en la novela homónima de Emile Zola y nos muestra una historia que resulta sobrecogedoramente actual.

El musical arranca con la llegada de Etienne Lantier, un joven idealista, a un pueblo minero situado en el Norte de Francia. Como tantos otros, Lantier busca un trabajo que le ayude a escapar de la ruina. Sin embargo, el sudor y la sangre no siempre son suficientes ante la miseria moral de aquellos que se enriquecen con una mina que se convierte en una devoradora de almas.

Las noticias del nacimiento de la lucha obrera le inspiran para orientar su vida hacia la defensa de los derechos de unos mineros que viven en condiciones infrahumanas. Un camino hacia el empoderamiento de la clase obrera que se cruza con su amor por una joven trabajadora y los intereses de los poderosos que terminarán arrastrándole a un trágico final.

Esclavos de la mina

A pesar de que la obra original fue escrita por Zola hace más de doscientos años (1885), ‘Germinal’ es un musical más actual que la polémica del Brexit.

Y es que los incipientes males que se apuntan en la obra se han convertido en uno de los principales mandamientos del capitalismo salvaje. En una farsa global en la que nos vemos obligados a tener trabajos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos.

Gracias al libreto escrito por Iván Macías y Félix Amador, en esta ocasión la lucha de clases se canta. Una batalla épica que cambia las barricadas por los tenores y contratenores que se mueven al ritmo de las sinfonías que interpreta el Liceo de Moguer.

‘Germinal’ es una historia de apretar los dientes. De rabia. De frustración. De impotencia. Pero a la vez es una historia que emociona desde el empoderamiento. Un brindis por la solidaridad y el compañerismo que consigue inflamar nuestro pecho de puro orgullo.

David Romero (‘La Traviata’, ‘Hair’), Virginia Carmona (‘Los Miserables’) y el resto de artistas que participan en el colosal espectáculo (más de de 140 personas -entre actores, bailarines y músicos- se suben al escenario) consiguen llenar el Teatro Philips Gran Vía de los ecos de una revolución en versión sinfónica.

A lo largo de los 150 minutos de la función, nos dejamos llevar por todo tipo de sinfonías. A través de las cuarenta y una canciones originales de la obra, Iván Macías y Félix Amador nos muestran un emocionante mapa de la condición humana, una completa radiografía en la que la música se convierte en una especie de diapasón sentimental.

Un musical que no tiene nada que envidiar a los que se producen en Broadway en el aspecto técnico y que, al igual que las novelas de Cela, consigue encoger el alma por su crudeza. Una obra que llama a la revolución y que conquista con una premisa tan actual como eterna: la lucha por los derechos. 

Vídeo: ‘Germinal’ – Avance